Víctimas de red de robo de bebés se conocen virtualmente en cuarentena y reconstruyen su historia
Víctimas de una red de robo de bebés orquestada por la partera Juana Elena Arias de Franicevich que funcionó en la ciudad de Wilde al menos entre 1969 y 1979, se encontraron fortuitamente en redes sociales en medio de la pandemia de coronavirus y decidieron impulsar una campaña para dar con sus familias biológicas, que no saben que nacieron con vida.
“El ‘modus operandi’ era el siguiente: llevaban jóvenes embarazadas a un supuesto control en el barrio y ahí les decían que no se escuchaban los latidos del bebé, que estaban en riesgo los dos, las dormían para hacerles una cesárea, y les decían que el bebé había nacido muerto”, contó a Télam Clara, de 44 años, desde su casa en San Isidro.
“No sabemos cuándo empezó, pero el primer caso que tenemos registrado es en 1969”, relató Clara, sobre el esquema diseñado por Franicevich, quien murió en 1995.
El 19 de marzo de 2017 Leonor lo contaba en un posteo de Facebook: “En 1969 nos robaron a nuestro hijo, teníamos 17 años y sucedió en el sanatorio Wilde, calle Mariano Moreno 6180, obstetra Juana Elena Arias de Franicevich. Ahí me llevó mi madre engañada diciendo que me iban a hacer un estudio y no fue así, me dejaron internada, me dieron una inyección en el vientre y perdí la noción del tiempo. Mi abuela y mi madre fueron cómplices; mi abuela me lo confesó antes de morir”.
Clara, quien lleva la causa judicial para encontrar a su hermana nacida en el centro clandestino del Pozo de Banfield durante la dictadura, iba tras la pista del ex médico policial Jorge Bergés, luego condenado por apropiación de bebés: “En algún momento aparece que había estado relacionado con esta partera que tenía más de 30 partidas firmadas por año entre el ´76 y el´ 78”.
“Un día, en 2019, a través de una sobreviviente que conocí en el juicio que se hizo por el Centro Clandestino de Detención Puente 12, surge que una conocida de ella, llamada María Julia, tenía una partida firmada por Franicevich y, entonces, la puso en contacto conmigo”, continuó Clara.
La puntada de la trama invisible que se venía tejiendo ocurrió el 10 de abril pasado, en medio de la cuarentena, cuando Mariano escribió en el grupo de Facebook “Dónde estás” (para buscar seres queridos perdidos, del que participan más de 530 mil personas).
“Si diste a luz en febrero de 1975, en Wilde, en la clínica privada de la calle mariano moreno 6180, con la partera Juana Franicevich, tuviste un bebé sietemesino y te dijeron que nació muerto, acá estoy y te estoy buscando me llamo Mariano y fui victima de tráfico de niño”, posteó.
La publicación, que se replicó 1.800 veces, llegó a María Julia y, de María Julia, a Clara: “En ese momento, se me ocurre poner ´Franicevich´ en el buscador del grupo y aparecieron tres publicaciones de distintos años y, cuando me contacté con Mariano, surgió la idea de hacer un grupo de Whatsapp. Al principio éramos cuatro; ahora somos catorce”.
Lorena tiene 41 años, es adoptada y, cuando a los 11 preguntó por su familia biológica, su madre le contó lo mismo que le habían dicho a ella: que en una clínica de Wilde una chica de 17 años la había querido abortar, que el aborto salió mal y, cuando finalmente parió, había salido corriendo y la había dejado abandonada en la clínica.
“Yo crecí con ese discurso hasta que socialicé, descubrí la historia de los desaparecidos, investigué, empecé a acercarme y, finalmente, me hice el ADN en 2007, que dio negativo, y no volví a tocar más el tema”, dijo a Télam Lorena, periodista.
“Poco tiempo después hago una nota con Clara por la búsqueda de su hermana, le comparto mi historia, pasan 13 años y el viernes pasado, en plena pandemia, me escribe para contarme que se habían juntado muchos nacidos en el mismo lugar que yo con la misma partera”, contó.
El grupo de whatsapp, que incluye historias de quienes buscan a sus padres, sus hermanos o de un caso de robo frustrado, se llama Víctimas de Franicevich y tiene la foto de una cigüeña negra.
“Así fue cómo, en medio del fin del mundo, me llega la historia del principio de mi vida. Fue muy fuerte entrar en el chat y escuchar que la historia que nos habían contado a todos era calcada: siempre la misma chica de 17 años que salió corriendo de la clínica”, dijo Lorena.
“Por eso -remarcó- somos todos prematuros, porque el embarazo de ninguno llegó a término. Y para mí, en lo personal, se desbarató la idea de abandono y se reemplazó por la realidad: una red de tráfico y robo de bebés”.
Clara dijo que, a partir de 1976, “además de continuar con la mecánica ya aceitada, incluyeron dentro de su atroz comercio a bebés nacidos en los centros clandestinos de la Policía de la provincia de Buenos Aires”.
Al respecto, destacó que “se comprobó la intervención de la partera en la venta de cuatro hijos de desaparecidos y su estrecha relación con el médico policial Bergés”, responsable de delitos de lesa humanidad cometidos en los centros clandestinos de detención Pozo de Banfield y Pozo de Quilmes.