Comienzan a restaurar vagones históricos como el coche presidencial que se fabricó a pedido de Perón
La empresa Trenes Argentinos inició un proceso de restauración de vagones históricos, como el coche presidencial que se fabricó a pedido de Juan Domingo Perón, una muestra de una de las épocas de esplendor de la industria, cuando la Argentina, con sus 47 mil kilómetros de vías, poseía una de las redes ferroviarias más extensas del mundo.
Uno de esos vagones es que el que fabricó la empresa holandesa Werkspoor en 1955 a pedido del tres veces presidente Perón , lo que se frustró con su derrocamiento ese mismo año.
El coche fue construido en Ámsterdam y originalmente era un pullman con aire acondicionado, que fue modificado por artistas y artesanos holandeses que le incorporaron la tecnología más avanzada de la época, e incluía un salón de reuniones, dos dormitorios con baños y duchas, uno de ellos con bañera, y salas con escritorios.
Aunque Perón no llegó a utilizarlo, sí lo hizo el Papa Juan Pablo II durante su viaje a la Argentina en 1982 cuando llegó al país para intervenir en el conflicto del Atlántico Sur, para ir desde Moreno a Luján y luego desde esa ciudad bonaerense a la zona porteña de Once.
Otro de los vagones es una enorme sala de estar que integraba la formación de “El Libertador”, que unía Buenos Aires con Mendoza, que tiene lujosas terminaciones en madera, butacones de cuero blanco y una barra de tragos.
Los dos restantes son pullman también fabricados en Holanda, con detalles de fina terminación y asientos reclinables individuales, lo que constituía un verdadero avance en esa época.
“Todos los vagones internamente están en inmejorables condiciones porque fueron muy poco usados y estuvieron muy bien conservados, pero tanto el exterior como la parte rodante debe repararse y eso es lo que se hará en Junín”, explicó a Télam Santiago Bacigalupo, director del Museo Ferroviario.
Con excepción de algunos detalles en el tapizado de uno de los asientos del pullman, el interior de los vagones se encuentra en muy buen estado, especialmente el coche presidencial pedido por Perón, donde se conservan intactos detalles como los teléfonos de la época, la radio con la que se entretenían los distinguidos pasajeros, el bar con refrigerador, los asientos impecables y los dormitorios amplios y cómodos.
No obstante, por fuera asoma el óxido en varias partes de la estructura y la pintura muestra un deterioro importante, aunque la parte mecánica se conserva bien pero debe someterse a revisión antes de ponerlos en movimiento.
Las tareas en los talleres consistirán en la reparación total de los sistemas de tracción, choques y ruedas, chapa y pintura en la parte externa, revisión de los sistemas eléctricos y de aire acondicionado y cambio del sistema de frenos de “vacío” por el más moderno, seguro y económico, de “aire comprimido”.
“La idea es que una vez reparados estos cuatro vagones podamos traer otros cuatro o cinco, entre los que hay un coche cine, y avanzar con su restauración para conformar un convoy que además de estar aquí, recorra el país como un Museo Itinerante para que pueda apreciarse en las provincias la historia de nuestros ferrocarriles”, detalló Bacigalupo.
La primera etapa de restauración consiste en la puesta en valor de material rodante histórico, que se exhibía hasta el pasado jueves en el Museo Ferroviario ubicado sobre Avenida Libertador 405, cerca de la terminal de Retiro.
El director del Museo Ferroviario detalló que en dos vagones que están vacíos se armará un mini museo, como el que está en la ciudad de Buenos Aires y una biblioteca.
Si bien los plazos finales dependen de muchas variables, las autoridades del Museo estiman que el convoy itinerante comenzará a recorrer el país este año.
El traslado de los vagones constituye una experiencia en sí misma, ya que deben extremarse las precauciones dado que las unidades estuvieron paradas mucho tiempo y es necesario ponerlas mínimamente en condiciones para transitar los 260 kilómetros que separan Buenos Aires de Junín, la ciudad bonaerense donde serán restaurados.
El primer paso será moverlos desde su estacionamiento, junto al Museo, hasta los galpones de la estación Retiro del ferrocarril Mitre, donde en una de las vías internas hay una fosa, en la que se realizarán las primeras inspecciones y acondicionamiento para la travesía.
Después, con una máquina adelante y otra detrás, los cuatro vagones iniciarán un lento viaje que demandará más de seis horas, donde se debe cuidar especialmente la velocidad y sostener una constante vigilancia para que ninguna de las piezas sufra alguna rotura, que deje parada la formación.
“Elegimos los talleres de la Cooperativa de Trabajo Talleres Junín (COOTTAJ) porque allí ya se realizaron reparaciones a estos mismos coches en los años 60 y 70, por lo que los conocen a la perfección y, además, cuentan con personal altamente especializado”, señaló Bacigalupo.