24 años sin Tato Bores
“Desde que era chiquitito que vengo escuchando que hay que sacrificarse en aras del futuro. El lema nacional siempre ha sido ‘jódanse hoy para disfrutar mañana’, y uno pone el hombro, pero el futuro por definición se pianta y uno jamás lo puede alcanzar”. Cita del año 1989.Este sábado 11 de enero se cumplen 24 años de la muerte de Tato Bores. Y frases como esta, en un país que se empecina en repetir sus ciclos político-económicos, siguen sonando actuales.
Cómo olvidarlo enfundado en su frac con moño blanco, la peluca despeinada y el habano, hablando rápido y sin pelos en la lengua. Bajo ese disfraz, los domingos a la noche se convertía en el superhéroe que le cantaba la justa a todos.
Además de humorista, fue actor de cine y teatro. Considerado y autodenominado el “Actor Cómico de la Nación”, participó en 19 películas y en muchas obras teatrales.
Pero fue en televisión, a través de sus paródicos y verborrágicos monólogos sobre la realidad nacional, que se terminó de meter en el corazón de la audiencia argentina.
En la pantalla chica debutó en 1957, en el ciclo Caras y morisquetas de Canal 7, que tenía libretos de Landrú y donde empezó a destacarse como monologuista. “Con Landrú nos divertimos como locos, podíamos decir cualquier cosa. No se podía hablar de Perón ni del peronismo, pero todas las demás se las bancaban”, confesó sobre ese período.
En “Amante para dos” compartió set con Alberto Olmedo y con Tato Bores.
Brilló e hizo reír a generaciones de televidentes en programas que marcaron una época: Tato, siempre en domingo (1961–1963 en Canal 9; 1964–70 en Canal 11); Dígale sí a Tato (1973); Tato para todos (1978-79); Extra Tato (1982-83); Tatus (1985-87), y nos quedamos cortos.
El dólar, la corrupción y la picardía criolla. Siempre con humor, nadie supo retratar como él a la sociedad argentina en cada una de sus etapas.
Nombres como Landrú, Adolfo Castelo, Juan Carlos Mesa, Jorge Ginzburg, Pedro Saborido, Carlos Abrevaya y sus hijos, Alejandro y Sebastián, fueron algunos de los libretistas con los que pulía sus manifiestos, siempre cargados de una ironía sutil para escaparle a la censura.
Lo logró hasta mayo de 1992. En pleno menemismo, la jueza Servini de Cubría presentó un recurso de amparo que prohibió la emisión de un sketch que la involucraba en el programa Tato de América, de Canal 13. Además, el recurso impedía que se difundiera el nombre de la Jueza en medios de prensa.
En apoyo a Tato y al programa, las figuras más importantes del ámbito artístico y periodístico local entonaron el mítico ‘La jueza Barú Budú Budía, la jueza Barú Budú Budía, la jueza Barú Budú Budía es lo más grande que hay”, en un episodio memorable para la televisión argentina.
Porteño de ley, ese mismo año fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Había nacido como Mauricio Borensztein el 27 de abril de 1927. Murió como Tato Bores el 11 de enero de 1996, a causa de un cáncer óseo.
“Vermú, papas fritas y good show”, solía decir al final de cada emisión de Good Show, el último ciclo que condujo durante 1993 en Telefe, y que tuvo que cancelar antes de lo previsto por una hernia de disco que lo tenía a maltraer.
Hace casi un cuarto de siglo que Tato se fue. Pero su espíritu sigue más vivo que nunca en el inconsciente colectivo nacional.
Por eso, vale recordarlo cada vez que se puede y también hacer el ejercicio de qué diría en cada uno de los períodos políticos en los que no le tocó estar. Aunque seguramente pronunciaría las palabras justas, con su mayor gracia. Y nos haría reír. Y también pensar.
Siete frases que lo dejaron en la Historia
Sobre el épocas electorales
“Ahora entramos en época electoral, y todos salen con los dientes nuevos y bien peinados, y sacan afiches prometiendo, como gran mérito, ¡la honestidad! Con lo cuál no robar pasa a ser una especie de….opcional; vea: ningún coche hace propaganda diciendo que tiene ruedas o parabrisas, eso es estándar; te ponen lo distinto, lo novedoso. Y hoy parece ser que si sos honesto, sos una especie de GTX súper de lujo full equipo de la política“. (Monólogo de 1990).
Sobre el dólar y el poder de compra
“A ver si entendí bien: ¿ustedes con los impuestos a las tarifas, los tarifazos, guadañan toda la ‘mosca’, la gente se queda sin guita, no compran dólares y así el dólar baja? Así la gente está más seca que galleta de campo, no sólo no pueden comprar dólares, sino que no pueden comprar morfi, no pueden comprar remedios, no pueden comprar pilchas“. (Monólogo de 1991).
Sobre la corrupción
“Ser corrupto tampoco está del todo mal, porque ahora muchos corruptos son tapa de revista, modelos para imitar. Usted, después de transpirar la camiseta como funcionario, ha logrado, con su modesto sueldo, adquirir una mansión ¿Lo va a ocultar? ¿Se va a avergonzar? ¡Eso era antes! cuando ser chorro significaba una sanción moral. ¡Ahora no! Ahora ni bien se enteran, vienen de la revista “Tujes” a sacarle fotos a usted y a su familia sentados en la cama comprada gracias a sus afanes.” (Monólogo de 1992).
Sobre la justicia
“Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados“. (Mayo 1992).
Sobre las virtudes del cómico
“De pelotudos que tienen la precisa sobre las virtudes y los males argentinos, el país está hasta el cuello. En esa no me anoto. No soy ni gracioso, ni visionario. Soy un actor cómico de la nación. Cuando no tengo libreto, me callo la boca“. (Entrevista circa 1980).
Sobre las privatizaciones
“Eso es cierto, antes el Estado, cuando manejaba estas empresas, le sacaba guita al usuario para dársela a las empresas privadas que le vendían cosas al Estado. En cambio, ahora, estas empresas privadas le sacan directamente la guita a la gente, sin tener que pasar por el Estado. O sea que se eliminaron intermediarios. ¿Verdad?“. (Monólogo de 1991).
Su clásica despedida
“Por eso, mis queridos orejones del tarro, a seguir laburando, la neurona atenta, vermouth con papas fritas… y ¡Good Show!“. (Clarín)