La mitad de los estudiantes elige por vocación su carrera universitaria
El rédito económico y la posición social que puedan alcanzar pesan fuerte. Según los especialistas, llegan a la facultad muy desorientados.
Sólo la mitad de los estudiantes considera a la vocación como el principal motivo a la hora de elegir una carrera. Es que la proyección económica empieza a pesar a la hora de decidir a qué dedicarse. Sucede que ahora los estudiantes creen que para lograr estabilidad económica antes hay que pasar por una universidad, un terciario o egresar con una tecnicatura. Los especialistas consultados coinciden en que ahora se espera un balance entre rédito económico, tiempo libre y satisfacción profesional.
El dato surge de un monitoreo realizado por Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) a más demedio millar de estudiantes porteños mayores de 18 años. De los resultados se desprende que el 54% elije una carrera por vocación, mientras que el 18% lo hace por una salida laboral que les garantice un asiento económico y proyección: casi dos de cada diez personas asocian la elección a la posibilidad de una buena remuneración. El 13% elige qué estudiar en base a sus aptitudes y el resto corresponde a prestigio social o legado familiar, que en general son las carreras tradicionales como Medicina y Derecho.
Según el informe, el título universitario es valorado como motor de movilidad social en tanto permite una mejor inserción en el mercado laboral y, en consecuencia, mayor remuneración. “El rédito económico es el principal motivo para estudiar. Pero la elección también está determinada por la vocación. Quedó establecido que para acceder al bienestar económico hay que pasar por una casa de estudios. Pensar en un buen sueldo significa asegurarse un estándar de vida”, observa Gabriel Adragna, investigador del Instituto de Ciencias Sociales de la UADE.
En Buenos Aires se dictan 1.845 carreras considerando la oferta de las universidades estatales y privadas y la réplica de carreras en subsedes y delegaciones que tienen las universidades en distintas localidades. El 73% son carreras de grado, el 16% tecnicaturas o carreras cortas y el 11 % son licenciaturas.
Melina Cataife, directora de la consultora de carrera y orientación vocacional Cataife, dice que los jóvenes de 17 a 23 años que llegan pidiendo ayuda están desconcertados, en parte porque la escuela secundaria no los prepara en su proyecto de vida. “Vienen preocupados porque no saben qué les asegura una salida laboral porque no pueden identificar qué les gusta o porque están buscando un algo que reúna muchos requisitos: un trabajo que les guste, que les dé dinero y posibilidades para viajar”, apunta.
“La salida laboral o el rédito económico es la otra cara de la moneda que se toma en cuenta (a la hora de elegir una carrera), pero sucede que al respecto nos manejamos con mucha incertidumbre. Aunque elegir implica siempre arriesgarse, habría que considerar cuáles son las perspectivas de trabajo de los que ahora son estudiantes”, apunta Teresa Martin, directora de la publicación especializada Re-Vista Vocacional.
Durante la última edición de la feria ExpoUniversidad, Martin dirigió un equipo que se ocupó ofrecer talleres de orientación vocacional, a los que asistieron, sobre todo, adolescentes que estaban por terminar la escuela media. “Observamos que los chicos estaban preocupados por realizar una buena elección y tenían temor a equivocarse. Poder identificar y definir los intereses personales, y el desconocimiento de la variedad de carreras y de las características de la educación superior son sus principales obstáculos”, analiza Martin.
El informe de la UADE indaga, también, en las percepciones sobre “el ser profesional”. Indica, por ejemplo, que para la mayoría la ética y el compromiso hacen a un profesional. En este sentido, si bien los encuestados creen que se debería estudiar “lo que a uno le gusta”, un verdadero profesional no es el que se forja en el disfrute sino que está más ligado a “los valores con los que encaran su oficio”.
Por otro lado, aseguran que el “prestigio” está directamente asociado a la remuneración que se percibe, menos en el caso de los médicos, profesión más valorada en términos sociales.