Estados Unidos: Cómo es la última comida de los presos condenados a muerte
Langosta, helado, o fruta tropical. Estos son algunos de los pedidos que diferentes presos condenados a muerte en Florida (Estados Unidos), pidieron como última comida antes de su ejecución. Esta tradición, la de permitir al condenado elegir lo último que ingerirá en su vida, es una costumbre muy antigua en todo el mundo y en este país norteamericano todavía se mantiene.
La mayoría de estados de Estados Unidos en los que está instaurada la pena de muerte ofrecen esta comida especial unas horas o incluso uno o dos días antes de quitarles la vida a los presos.
En Florida, según datos del propio Departamento de Correcciones (FDOC, por sus siglas en inglés), no se admiten peticiones inviables y, en caso de no disponer de algún alimento, se cambia por otro similar.
Además, los víveres deben poder ser comprados en las cercanías de la cárcel y no deben superar, en su conjunto, los 40 dólares. En Oklahoma, en cambio, el presupuesto máximo son 15 dólares.
Desde caramelos y café hasta langosta
Los presos piden alimentos muy dispares, que van desde unos caramelos y un café, hasta langosta y filetes de ternera. También son muy comunes las peticiones de la comida reina en Estados Unidos: hamburguesa y papas fritas.
Algunos condenados solicitan mucha cantidad de comida y después la dejan toda intacta o ingieren solo una parte. Es lo que le ocurrió a Gary Carl Simmons en 2012.
Cuál es el origen de “la última comida”
Según algunos medios de Estados Unidos, el origen de esta práctica se remonta al año 1924, en las prisiones de Texas. Curiosamente, este estado abolió en 2011 la comida a demanda, después de que un preso, el supremacista blanco Lawrence Russell Brewer, ejecutado por un asesinato a un hombre negro, pidiera una gran cantidad de alimentos y luego no se comiera nada, alegando que no tenía hambre.