viernes, noviembre 22, 2024
Espectáculos

Los guiños a la realidad del “Marginal 3”

 

 

“El Marginal es un programa de ficción. Cualquier hecho, personajes, nombres y/o circunstancias que se asemejen a la realidad es pura coincidencia”. El equipo que guiona la excelente producción argentina ya a esta altura debería saber que este famoso cartelito puesto al comienzo de cada capitulo no aplica. Porque luego de la emisión de las dos primeras entregas de El Marginal 3 muy pocos les creerían. Y es que, sobre todo en esta temporada, abundan los guiños, los “tributos y homenajes” así como las referencias (en algunos casos mas veladas que en otros) a personas y hechos de la llamada vida real.

Comencemos entonces el juego de las similitudes. Sin ir más lejos, allí tenemos al actor Ignacio “Nacho” Sureda en la piel de Pantera, un recluso que en la segunda temporada era el perro guardián de El Sapo (Roly Serrano), pero que aquí es tomado como “esclavo” de los Borges, quienes lo tienen sujeto del cuello con una larga cadena y lo obligan a hacer las veces de animal de riña.

Este personaje tiene muchos puntos en común ( está encadenado, casi no habla, se expresa con la mirada) con aquella maravillosa composición del artista marcial Jet Li en “Danny The Dog”, un filme franco-británico de 2005 producido por Luc Besson donde el Perro en cuestión (en algunos países esta película se estrenó como “La Bestia”, casualmente el nombre de otro de los reclusos en la ficción de los Ortega) es obligado a servir como luchador en peleas ilegales del bajo mundo, y es tratado y entrenado como un perro por su dueño Bart (uno de los mejores papeles en la carrera de Bob Hoskins).

 

Otro de los personajes con peso específico que aparecen en esta nueva temporada es el de la actriz Ana María Picchio como Estela Morales, Directora Nacional del Servicio Penitenciario Federal. No son pocos los buscadores de coincidencias que notan en esta rígida dama de hierro, y sobre todo en su peinado tan particular, reflejos e iridiscencias de la actual Ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. ¿Un simple delirio?

Alejandro Ciancio, un muy buen director que ya había demostrado sus dotes junto a Adrián Caetano en algunos capítulos de la miniserie Sandro de América, se ríe desde el otro lado de la línea: “Bueno, cada uno ve lo que quiere ver. Para nosotros ella es el contrapunto con aquel personaje de la segunda temporada, Garófalo, que era garantista y tibio. Fijate que el personaje de Gerardo Romano le dice a ella ‘eso no funcionó‘”.

– (Picchio): La verdad que Arriaga era un inútil.

– (Romano): Arriaga y Garófalo eran dos hijos de puta a quienes el Señor debe conservar para siempre.

– (Picchio): ¡Y no devolverlos!. Progres de mierda… ¿qué se pensaban?, ¿qué se iban a hacer amigos de estos negros delincuentes?

– (Romano): Garófalo y Arriaga eran dos garantistas hijos de puta que carecían de algo que a nosotros nos sobra, que es la vocación penitenciaria. Yo disfruto de tener a un negro cabeza en un calabozo pagando la cagada que se mandó…

– (Picchio, golpeando la mesa): ¡Así se habla!

El sistema de trabajo de la productora Underground, por lo menos en cuanto a esta producción se refiere, es así explicado por Ciancio: “Nosotros nos reunimos tres veces por semana, son verdaderos brainstormings donde toda la gente implicada, Sebastián (Ortega), Pablo (Cullel), los guionistas, yo, todos pero absolutamente todos, tiramos ideas, se discuten, se van generando situaciones, cada uno trae algo para aportar, se arma la escaleta y sobre eso luego se escribirá el guión. En este caso, corríamos con alguna ventaja porque antes de ponernos a filmar la nueva temporada ya teníamos seis guiones listos para empezar a rodar. Ahora, con referencia a lo que decís, esto de las coincidencias, a mí personalmente me divierte mucho que la gente se ponga a buscar parecidos con hechos y personajes reales”.

No hay que buscar tanto para toparnos con uno de los grandes “homenajes” aquí presentes , y es el que refiere directamente a la serie estadounidense Breaking Bad, donde un profesor de química desesperado por dejarle dinero a su familia luego de que le diagnostican un cáncer terminal, se pone a cocinar metanfetamina para terminar convirtiéndose rápidamente en uno de los mas peligrosos dealers en la frontera de Nuevo México.

El actor argentino David Masajnik (El hijo de la novia) se mete en la piel de Tubito, un bioquímico que fabrica la misma droga que su par Walter White, pero que al revés de lo que sucedía en aquella serie, lo hace en pésimas condiciones de higiene.

Lo curioso es que Tubito refiere además, y ahora si de manera muy clara y precisa, al caso del odontólogo Ricardo Barreda. Incluso se ha trabajado intencionalmente el physique du rol de Masajnik para acercarlo al del tristemente célebre femicida platense.

 

Recordemos que este episodio policial, ocurrido el 15 de noviembre de 1992 conmocionó a la opinión pública por la saña y frialdad con la que Barreda asesinó a escopetazos a su esposa Gladys McDonald, a su suegra Elena Arreche y a sus dos hijas: Cecilia (26 años) y Adriana (24). Barreda se justificó durante el juicio alegando que las mujeres lo maltrataban y lo cargaban, y que unos momentos antes su esposa lo había tratado “de afeminado”.

En El Marginal 3 Tubito le refiere su caso a la doctora y asistente social Emma (Martina Gusman, al mismo tiempo sutil referencia al personaje de la enfermera Claire Temple -la actriz Rosario Dawson- en la serie televisiva Daredevil). “Usted no las conoció a ellas –cuenta Tubito-. Eran tres yeguas reventadas, mi suegra mi esposa y sobre todo mi cuñada”.

¿Y que decir del “Moco”?. Otro de los nuevos personajes, “casualmente” interpretado por el actor Lorenzo Ferro, quien ya había sido elegido por Luis Ortega para darle vida a Carlos Eduardo Robledo Puch en su filme El Ángel (2018). Aquí Moco es el hijo de un reconocido empresario (Gustavo Garzón, impecable como siempre) que termina en la cárcel por haber atropellado con el auto y asesinado a sus dos mejores amigos.

– (Diosito): Que hiciste para terminar acá?

– (Moco): No se pregunta eso.

– (Diosito): Sos rápido Moco, eh.

– (Moco): Maté a mis amigos, por eso estoy acá. Pero fue un accidente..

El 26 de abril de 2013, en el cruce de Panamericana y la Ruta 197 (El Talar) Gianfranco Dolce, el hijo de 20 años de la conocida modelo Bárbara Durand venía manejando en estado de ebriedad una camioneta Ford Ranger de doble cabina, y en lo que fue catalogado como una maniobra imprudente se cruzó tres carriles, perdió el control y se fue contra el guardarrail de la banquina, donde chocó a un Volkswagen Gol allí detenido con tres obreros que esperaban la llegada de otro compañero.

Los tres obreros murieron aplastados por la pesada caída de la camioneta sobre su vehículo. El hijo de la ex modelo estuvo un día preso y quedó imputado por “homicidio culposo agravado”. El test de alcoholemia determinó que Dolce conducía con 1.14 gramos de alcohol en sangre, mientras que lo permitido es 0,5. La causa finalmente quedó archivada después de que las partes llegaron a un arreglo secreto y confidencial, en una mediación penal que se amparó en la Ley 13.433 de Resolución Alternativa de Conflictos Penales.

Hay cosas que se sostienen por sí mismas en la serie –dice Ciancio-. Luego si se ven como referencias a hechos reales concretos de la Argentina, eso ya corre por cuenta de quien así lo ve”.

Marginal contiene diversas alusiones a filmes carcelarios, como no podía ser de otra manera. Las películas “de cárceles” son un género en sí mismas desde hace ya muchas décadas. Sólo basta recordar un puñado para saber que siempre estuvieron ahí, cautivando a un público que gusta del morbo y que se siente identificado con la posibilidad de que el personaje principal logre escapar de su confinamiento, en clara alegoría al ahogo experimentado por el individuo en la sociedad moderna. Basta evocar grandes realizaciones como El Presidio (George Hill, 1933), San Quintín, con Humphrey Bogart (Lloyd Bacon, 1937), La Leyenda del Indomable con Paul Newman (Stuart Rosenberg, 1967) o, ya más cerca en el tiempo, el clásico Fuga de Alcatraz (Don Siegel, 1979), donde un hierático Clint Eastwood ponía a prueba y rebatía el concepto de que Alcatraz era un lugar inexpugnable de donde se hacía imposible escapar.

Y hablando de Clint, también podríamos ver en el personaje de Oliverio Bruni (Alejandro Awada) un paralelismo con el del entrenador Frankie Dunn, en la película Million Dollar Baby (Eastwood, 2004). Oliverio es en esta temporada de El Marginal un ex boxeador que entrena a otros presos y que obviamente esconde un pasado que lo condena.

Lo cierto es que, mas allá o mas acá de tantas similitudes, homenajes, guiños o como quiera llamársele, El Marginal le ha devuelto protagonismo en cuestión de rating a las noches de la Televisión Pública (el segundo capítulo midió 10,4 puntos de rating, lo tercero más visto del día). Y lo ha conseguido en base a calidad, actuaciones creíbles y guiones de muy alto nivel. No es poca cosa para las épocas televisivas que corren. (Clarín)

 

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