Contra el machismo en el tango: presentaron un protocolo para erradicar la violencia en las milongas
Con letras misóginas, códigos machistas y orquestas conformadas en su mayoría por hombres, el tango es catalogado actualmente como uno de los reductos más machistas de nuestra sociedad.
Pero en los últimos años, el feminismo y las disidencias sexuales abrieron el paso a nuevas formas de practicar esta histórica danza popular. En esa línea, el Movimiento Feminista del Tango (MFT) presentó este domingo un protocolo dirigido a resolver situaciones de violencia durante las milongas.
La idea surgió a partir de que las mujeres que acuden a estos salones de baile -algunas profesionales y otra aficionadas- comenzaron a intercambiar sus experiencias.
El 8 de marzo de 2018 se juntaron por primera vez para marchar juntas y luego surgió el Movimiento Feminista de Tango, una organización colectiva horizontal que, según su documento fundacional, busca “gestionar herramientas y acciones tendientes a lograr efectivamente la igualdad entre todos los integrantes de la comunidad tanguera”.
“En los encuentros empezamos a hablar de las violencias que padecen gran cantidad de veces las mujeres en las milongas, desde físicas hasta acosos e incomodidades. En la mayoría de la situaciones los organizadores no intervienen y quien es victima se termina aislando, no va más a bailar”, contó a Ana Zeliz, socióloga especialista en temas de violencia de género e integrante del MFT.
En ese intercambio nació la idea del protocolo. El escrito se trabajó en comisiones y talleres y se presentó este domingo en el Centro Cultural Tierra Violeta.
El protocolo
Zeliz explicó que busca dar herramientas a quienes organizan y trabajan en milongas para erradicar la violencia machista en esos ámbitos. “Esta pensado para el ámbito de la milonga pero tiene una mirada general que se debe tener con la violencia. El foco principal es resguardar la tranquilidad y seguridad a la victima”.
La socióloga detalló que son una “serie de recomendaciones de cómo atender a la víctima: No culpabilizar, no responsabilizarla, ofrecerle un marco de seguridad y respeto por lo que está contando, porque las personas que organizan las milongas no necesariamente tienen porque saber que hacer en una situación así. No son personas especializadas en la temática”.
En principio, sugieren que se definan los roles, que esté claro qué va a hacer cada trabajador u organizador frente a una situación de violencia. Por ejemplo: que haya alguien destinado a contener y escuchar a la victima -ver que quiere, separarla del lugar y ofrecerle otro donde se sienta cómoda, ver si quiere que llamen a algún amigo o familiar-. Otra persona que recupere las cosas de la victima -su cartera y zapatos que suelen dejarse en otro lugar del salón – y una tercera que que se ocupe del agresor.
Desde el MFT recomiendan además que las personas que van a adherir al protocolo comuniquen que lo están haciendo para que los bailarines sepan que pueden acudir a ellos. Una posibilidad es poner carteles informando en el baño o en distintos lugares del espacio que digan por ejemplo: “Si hay alguien que te está molestando acércate a la barra”.
El protocolo incluye poner a disposición de quienes organizan la milonga un amplio recursero de profesionales a los que se puede recurrir entre los que hay psicólogos, centros de atención y asesoramiento legal.
El hábito del tango suele repetir estereotipos que reproducen machistas. Zeliz cuenta que el documento busca también romper con éstos.
“Hay otras prácticas que sugerimos para desarmar los ambientes tan machistas como evitar las imágenes esteriotipadas en los flyers y carteles. Incluir una programación igualitaria que no sólo tenga bandas en vivo conformada por varones y promover la practica del intercambio de roles en el baile o que no haya roles definidos. El baile es un diálogo, no necesariamente uno marca y otro sigue“, destacó.
(M1)