viernes, noviembre 22, 2024
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Descubren un presunto vínculo entre las bacterias intestinales y los trastornos del sueño

 

Cada vez surgen más investigaciones acerca del impacto de las bacterias que viven en el sistema digestivo respecto del resto del organismo. En este caso, un grupo de científicos de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño (AASM) determinó que podría existir una relación del “síndrome de sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado” (SIBO) con trastornos del sueño, como el síndrome de piernas inquietas.

El SIBO es una afección en la que se presentan niveles elevados de bacterias raras en el intestino.

Los expertos indagaron por ejemplo acerca del nexo entre el síndrome de piernas inquietas (SPI) y la falta de hierro. El SPI es un trastorno caracterizado por el impulso de mover las extremidades en periodos de reposo o inactividad. Y ciertas variaciones en el nivel de hierro en el organismo desempeña un papel fundamental en este aspecto, ya que su déficit puede ser causado por una inflamación intestinal. En síntesis: las bacterias en el intestino podría generar ausencia del preciado mineral, y esto al mismo tiempo produciría el trastorno en las extremidades.

Para el desarrollo de este estudio, publicado en Sleep, los participantes completaron cuestionarios sobre los síntomas del sueño y el SIBO. Asimismo, se les ofreció un kit de prueba para la recolección fecal y aliento. Estas muestras, fueron analizadas por el Centro de Genómica de la Universidad de Minnesota (EE.UU) y Aerodiagnostics.

Los hallazgos mostraron que el SIBO estaba presente en los siete participantes que padecían síndrome de piernas inquietas. El resto de integrantes se encuentran actualmente en el Centro de Sueño de Stanford (EE.UU) para realizar otras pruebas que permitan evaluar la composición microbiana fecal, los subtipos de deficiencia de hierro y realizar comparaciones con el insomnio.

“Explorar la relación entre el SPI y la salud microbiana intestinal puede abrir nuevas vías para la detección, prevención y tratamiento del SPI y otros trastornos del sueño”, concluyó Daniel Jin Blum, instructor clínico del Centro de Ciencias del Sueño y Medicina de Stanford.

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