Adictos al celular, la máquina de generar trastornos: cómo viven los que se rehabilitaron de WhatsApp y las redes sociales
Cada año que pasa estamos más tiempo con el celular. Se convirtió en el objeto más importante, que nadie osa en olvidarse en ningún lado. Según especialistas, pronto se convertirá en nuestro enemigo. Sin que nos demos cuenta está cambiando nuestros hábitos y algunos aspectos cotidianos comienzan a parecer imposibles: una conversación larga, ver una película, leer un libro, estar en una cena, todo sin revisar el celular.
En nuestro país existen varios centros especializados que tratan los trastornos que provocan el uso de las redes sociales y los teléfonos inteligentes. “Recibimos una consulta por día”, amplia Laura Boiero de la Fundación Manantiales.
En promedio una persona pasa 5 horas por día con el celular, al año son 76 días. ¿Cuánto es lo recomendable? “No más de dos horas diarias”, aclara Gabriela Martínez Castro de CEETA, un centro especializado en tratamiento de la ansiedad provocada por las redes sociales y el celular.
Hay teléfonos que tienen incorporado el contador de tiempo que uno lleva mirando la pantalla. También hay aplicaciones en las que incluso puede limitarse el uso de cada red social.
Si dos horas por día te parecen imposible, la autora Catherine Price, en su libro Cómo separarse de su teléfono: un plan de 30 días para recuperar su vida establece algunos consejos: cargarlo fuera de la habitación; que pasen 30 minutos desde que te levantás y lo revisás; ponerse horarios de no uso y, luego de uso, utilizar las redes sociales desde una computadora.
Verónica tiene 40 años y después de un año y medio está rehabilitada de las redes sociales. Fue un proceso difícil del que pudo sobreponerse con ayuda de profesionales.
– ¿Cómo es ser adicto a las redes sociales?
-Llegué a a tener dos celulares y dos cargadores. Quedarme sin batería era lo peor que me podía pasar. Si me llegaba un mensaje en la ducha, apagaba todo para contestar. Mis amigas me reclamaban porque no estaba presente.
– ¿Cuándo decidiste comenzar a tratarte?
– Cuando además de afectar mi vida personal y profesional empecé a sentirme mal físicamente. Me agarraban palpitaciones y me faltaba el aire.
(TN)