viernes, noviembre 22, 2024
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Hallazgo en San Luis: el primer nido de abejas construido solo con plástico

 

Investigadores argentinos descubrieron “por primera vez en el mundo” un nido de abejas construido en su totalidad por desechos plásticos en un campo de producción de semillas de la provincia de San Luis, informó hoy la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba).

“Fue un hallazgo casual. Nuestro equipo de trabajo se especializa en estudiar cómo los insectos silvestres influyen en la polinización de los cultivos agrícolas. Ocurrió mientras relevábamos qué polinizadores había en la zona”, dijo Juan Pablo Torretta, docente de la cátedra de Botánica General de la Fauba.

Contó que pusieron “más de 60 trampas y en una de ellas registramos el primer nido de abeja del mundo compuesto totalmente de piezas plásticas. Además, comprobamos que el insecto usó dos tipos diferentes de este material derivado del petróleo para construir las tres celdillas que componen el nido”.

Las abejas son un grupo importante y, en general, construyen panales de cera donde viven en comunidad -las más conocidas- y otras que son solitarias y construyen nidos a partir de restos vegetales que obtienen de su entorno.

Para registrarlos “colocamos bloques de madera con un agujero -trampas- en donde estos insectos suelen nidificar”, contó Torretta.

Indicó que “registramos el primer nido de abeja del mundo compuesto totalmente de piezas plásticas. Además, comprobamos que el insecto usó dos tipos diferentes de este material derivado del petróleo para construir las tres celdillas que componen el nido”.

“La abeja cortó más de 20 piezas de bolsas de residuos y las colocó una por una en forma de barril dentro de la madera,” añadió a partir del estudio que publicaron en la revista científica Apidologie.

A pesar de que los investigadores no vieron a la abeja responsable del nido, saben que pertenecía a la especie Megachile.

“Las abejas de este grupo son solitarias y algunas arman sus nidos en huecos. Usan materiales vegetales que recogen del ambiente como pedazos de hojas, pétalos y barro, para construir celdillas donde ponen un huevo en cada una, junto con polen y néctar para que cuando la larva emerja, pueda alimentarse, explicó.

Un nido puede tener hasta 6 crías, aunque está limitado principalmente por el espacio disponible”, detalló Torretta, quien también es investigador del Conicet.

El investigador señaló al sitio de investigación científica Sobre la Tierra que no se sabe si la abeja reemplazó las hojas y los pétalos que normalmente usa para construir su nido debido a la falta de vegetación disponible o si prefirió construirlo de plástico por alguna razón aún desconocida.

Sea como fuere, el uso de este nuevo material “resalta la flexibilidad de estos insectos para responder a cambios en el ambiente y para emplear materiales alternativos en sus nidos”, dijo el investigador.

Torretta vinculó su hallazgo con la importancia de los insectos para la actividad humana.

“Existen muchos estudios que demuestran que la vegetación presente en las áreas no intervenidas por la agricultura, como los bordes de cultivos o pasturas, muchas veces son las fuentes de alimento más importantes para las abejas”, explicó Torretta.

El grupo de investigación que compone Torretta piensa que la abeja en cuestión pertenece a la especie Megachile rotundata que proviene de Asia.

“La trajeron a la Argentina en la década del 70 por razones comerciales y se naturalizó”, detalló

Precisó además que la conocida abeja de la miel, Apis mellifera, “es una abeja social que utiliza la cera que produce en sus glándulas para construir el panal”.

Pero la especie Megachile rotundata, que no anida en comunidad, “corta y colecta piezas vegetales para disponerlas como si fueran tejas para elaborar su nido”.

Además, Torretta detalló que existen muchísimas especies de abejas con diversas morfologías y comportamientos, y que cada una aporta de forma diferencial sus servicios a los ecosistemas naturales y artificiales.

“La mayor parte de las abejas son solitarias y éstas son las más efectivas en la polinización de muchos cultivos, pero las abejas sociales como Apis mellifera dominan por su gran número. Una colmena de Apis puede tener 50 o 60 mil abejas”.

El docente indicó que las abejas silvestres se encuentran en un estado de riesgo ya que para alimentar a sus crías deben recolectar polen y, por lo tanto, necesitan abundancia y diversidad de flores.

“El actual modelo de agricultura, además de homogeneizar la disponibilidad de flores de especies vegetales y limitarlas a un cierto momento del año, también quiere tener alambrados limpios y brillantes. Sin malezas, se reduce el número y la diversidad de flores, y las abejas siguen la misma tendencia”.

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