Hallan vestigios de una antigua civilización de más de 1.500 años que vivía a 3.400 metros de altura
Investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), del Museo de Historia Natural de San Rafael y la UTN hallaron este lunes vestigios de antiguas poblaciones que habitaron hace más de 1.500 años a 3.400 metros de altura, en las nacientes del Río Diamante, en plena cordillera de Los Andes.
Allí aún permanecen firmes más de 130 estructuras habitacionales (o pircas), de más de 1.500 años de antigüedad y en cuyo interior se encontraron piezas de cerámica, instrumentos de piedra, huesos de animales, en su mayoría guanacos, y piezas de basalto, “lo que comprueba la antigüedad milenaria”, explicaron los científicos.
“Desde hace al menos 1.500 años ese paso fue utilizado por poblaciones prehispánicas de los actuales territorios de Argentina y Chile para intercambiar víveres, cueros e incluso regalos. Además, explotar las poblaciones de guanacos que iban a pastar a las Vegas cercanas”, explicó el doctor Gustavo Neme, a cargo de la expedición.
El sitio arqueológico se denomina ‘El Indígeno’ y se encuentra a orillas del río Barroso, a 3.400 metros sobre el nivel del mar, en uno de los faldeos del volcán Overo, el cual está libre de nieve solo entre los meses de enero a marzo.
Neme destacó que ese antiguo poblado fue descubierto por un grupo de andinistas a comienzos de los años setenta, quienes avisaron al entonces director del Museo de Historia Natural de San Rafael, Humberto Lagiglia, y desde entonces se realizaron dos breves campañas al lugar (la segunda y última fue en el año 1994), “pero la escasez de recursos y financiamiento permitió obtener resultados limitados los cuales se esperan ampliar con esta tercera expedición”.
Allí, a unos 3.400 metros sobre el nivel del mar, también aparecieron esta semana adornos personales y restos de plantas domésticas como el maíz.
Durante unas dos semanas y casi tres días de viaje a caballo entre ida y vuelta, el equipo que conforman una veintena de personas (incluyendo vaqueanos), excavarán el lugar después de casi cincuenta años de su descubrimiento.
“El plan es instalarnos allí, relevar el sitio y sus alrededores y excavar algunas de las estructuras, dentro del proyecto financiado por la Fundación Williams y apoyado por la empresa Sominar, quien es dueña de los campos donde se encuentra emplazado el sitio arqueológico”, dijo Neme.
Investigaciones previas aseguran que allí existen abundantes vestigios pertenecientes a antiguas poblaciones del actual territorio de Chile central.
Entre las cosas que se intenta conocer “es la duración de las ocupaciones humanas, el tipo de adaptación cultural de estos grupos a la altura cordillerana, sus redes de intercambio y el porqué de su emplazamiento en ese lugar tan remoto y de difícil acceso”, dijo el investigador.