¿Cómo es el tratamiento no invasivo que ayuda a reparar lesiones que deja un ACV?
Un estudio científico destacó que el tratamiento con cámara hiperbárica permite reducir secuelas y mejorar la motricidad en personas afectadas por accidente cerebro vascular (ACV), que es la tercera causa de muerte y la primera de discapacidad permanente.
El ACV es una enfermedad cardiovascular que afecta los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro.
“Ocurre cuando estos vasos, que conducen oxígeno al cerebro, se rompen o se obstruyen por una embolia sanguínea o una trombosis.
Como consecuencia, parte del cerebro no recibe flujo. Las células cerebrales afectadas no pueden funcionar por la falta de oxígeno y mueren. Lo mismo sucede con la parte del cuerpo que ellas controlan”, explicó Liliana Jordá Vargas, bioquímica de BioBarica.
En la Argentina, ACV tiene una incidencia cercana a 126.000 casos al año en el país, en el que ocurre un ACV cada cuatro minutos.
Existen dos tipos de ACV: el ataque cerebrovascular isquémico, que es la causa más frecuente y se produce cuando se tapa una arteria y no llega sangre a una parte del cerebro y el ataque cerebrovascular hemorrágico, que se produce al romperse una arteria dentro del cerebro provocando una hemorragia y dañando el área donde ocurre y que si bien es menos frecuente, es más letal.
Jordá Vargas enumeró los síntomas más comunes son:
– Falta de sensación, debilidad o parálisis repentinas en la cara, el brazo o la pierna, especialmente en un lado del cuerpo.
– Confusión súbita, problemas repentinos para hablar o entender.
– Problemas repentinos en uno o los dos ojos.
– Dificultades para caminar, mareo, vértigo, pérdida del equilibrio o falta de coordinación.
– Dolor de cabeza y de máxima intensidad sin causa aparente.
Entre las secuelas que puede dejar el ACV se encuentran:
Disminución de la fuerza muscular.
Déficit motor.
Trastorno del lenguaje o el habla.
Cambios en la personalidad y/o el humor
¿Cómo se tratan las secuelas?
“La terapia intensiva y los programas de rehabilitación que existieron hasta la actualidad son valiosos para mejorar la calidad de vida justo después de la lesión cerebral, pero a menudo sólo proporcionan alivio parcial y en algunos casos dejan a los pacientes discapacitados. Por tanto, se requieren aplicaciones terapéuticas adicionales para lograr la recuperación de los tejidos afectados”, afirmó Jordá Vargas.
La especialista dijo que “años de experiencia clínica han revelado que la recuperación espontánea de un accidente cerebrovascular se produce principalmente dentro de los primeros 30 días, aunque los sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares moderados y graves continúan mejorando durante al menos 90 días”.
En ese sentido, señaló que “la mayor parte de la recuperación involucra a las regiones del cerebro que se vuelven disfuncionales, pero no mueren”.
“El innovador estudio de la Universidad de Tel Aviv muestra que el tratamiento de oxigenación hiperbárica (TOHB) puede generar importantes mejoras neurológicas en pacientes que sufrieron un ACV y también puede ser eficaz en el tratamiento y la prevención de muchos otros trastornos cerebrales”, comentó.
El tratamiento en cámara hiperbárica puede comenzar tanto en la etapa degenerativa del ACV, como en la regenerativa. Si bien no es posible marcar una línea clara entre las fases regenerativa y degenerativa, después de un mes del evento agudo el paciente está estable y el proceso degenerativo ha finalizado.
Además de oxigenar las zonas afectadas del cerebro, el tratamiento en cámara hiperbárica disminuye la inflamación, promueve la formación de vasos sanguíneos, reactiva las neuronas al estimular la funcionalidad nerviosa, favorece los mecanismos de conducción nerviosa que utilizan oxígeno y la regeneración de células lesionadas o dañadas.
El paciente ingresa a una cámara hiperbárica presurizada a un mínimo de 1.4 atmósferas ATM (superior a la presión atmosférica ambiental normal que es de 1 atmósfera) y mediante una máscara se le administra oxígeno cercano al 100%. Este gas se transporta a la sangre, y logra alcanzar incluso a los tejidos dañados.
De esta manera, los pacientes que han sufrido ACV notarán que a partir del uso de la Cámara Hiperbárica logran: mejorar el control sobre la motricidad fina; los déficits motores se atenúan; se reduce la espasticidad (rigidez); hay menor riesgo de secuelas; mejora la calidad de vida de los pacientes. (NA)