La estremecedora historia de la marplatense que fue rescatada luego de 32 años
La historia se remonta a 1987 cuando un ciudadano boliviano de 50 años se llevó a su país a dos hermanas desde Mar del Plata. Una era la novia del hombre y había sido madre meses atrás de un varón. La otra apenas tenía 13 años.
La promesa de trasladarse a Bolivia para obtener un trabajo digno y continuar allí con la relación amorosa se evaporó a poco de llegar. El hombre las había engañado. Apenas arribaron a Bolivia las incorporó al bar de un familiar directo donde se ofrecían servicios sexuales. De inmediato, el sueño de progresar en otro país se transformó en un calvario y el captor hizo todo lo posible para retener a las dos mujeres.
Sin embargo, al cabo de sólo tres meses el noviazgo, naturalmente, ya no existía y la mujer decidió regresar a la Argentina. Cuando se aprestó a hacerlo, el hombre boliviano no le permitió llevarse al bebé ni a su pequeña hermana.
Corría el año 1987 y, ya en este país, la joven mujer denunció los padecimientos y las circunstancias en las cuales se habían apropiado de su bebé y de su hermana de sólo 13 años, pero no contaba con posibilidades intelectuales, ni culturales, para describir el lugar en el cual había estado.
“Las hacían trabajar como damas de compañía en un bar nocturno propiedad de la hermana del captor”, dijo una fuente a LA CAPITAL.
Los años pasaron sin novedades. Pasaron los ’80, pasaron los ’90, llegó el nuevo siglo, la primera década y finalmente en 2014 el caso fue puesto en conocimiento del Ministerio Público de la Nación, Procuraduría de Trata y Explotación de Personas. El 18 de julio de ese año se dispuso el inicio formal de la búsqueda de aquella niña, que por entonces tenía ya 40 años. También el bebé pasó a ser parte de la intriga.
Una denunciante anónima aportó un dato clave ese mismo año al asegurar que la mujer buscada podía estar en la ciudad de Bermejo, en Bolivia, de manera que se le dio intervención y competencia judicial a la fiscalía federal de Orán, en la provincia de Salta para avanzar con las tareas investigativas.
Lo único que se tenía como información para identificar a la mujer era un número de documento (DNI) y una partida de nacimiento pero no así, lógicamente, una noción fisonómica. Después de tantos años y de una vida de maltratos el aspecto físico no podía siquiera conjeturarse.
La esperanza por encontrar a la mujer sufrió un duro contratiempo en marzo de 2016 cuando desde la División de Asuntos Internacionales de Interpol se avisó a la Policía Federal Argentina que no había ninguna novedad del paradero.
El año siguiente, en 2017, tampoco se habían conseguido datos orientativos hasta que en los primeros días de diciembre la Unidad de Investigación abocada a este caso supo que la mujer, cuya identidad por el momento no es prudente divulgar, estaría trabajando en el Mercado Central de la ciudad de Bermejo, en compañía de su hijo de 13 años.
La corroboración de ese importante dato llevó varios meses hasta que entre octubre y noviembre últimos se pudo establecer que esa mujer delgada, algo deteriorada en su físico, que atendía un puesto de comida al paso en el Mercado Central, era ella. Después de casi 32 años, la mujer estaba localizada.
El 22 de diciembre la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de la Policía Nacional de Bolivia, Unidad Bermejo, ubicó a la mujer y la trasladó a sede policial junto a su hijo. Exultante por la novedad, la víctima de trata dijo que quería regresar a Argentina desde hacía mucho tiempo pero que la mujer para la que ahora trabajaba se lo impedía, e incluso tenía retenidos su documento y el de su hijo. “Me obliga a dormir bajo llave en un garaje de la casa”, refirió.
Los policías allanaron horas después el domicilio y comprobaron que la mujer y su hijo vivían en el fondo de un garaje, donde el estacionamiento de los vehículos y el lugar de “residencia” estaba divido por un placard. Vivían de manera precaria y el acceso desde afuera solo se podía hacer abriendo dos candados cuyas llaves las tenía la dueña del puesto de comida al paso.
A las 17.50 del 22 de diciembre, por el paso Internacional Aguas Blancas – Bermejo, la mujer pudo por primera vez en 32 años regresar a Argentina. Lo hizo de la mano de su hijo de 9, apenas unos pocos menos que los que ella tenía cuando fue arrancada de Mar del Plata.
El 24 de diciembre a las 7 de la mañana, acompañada por personal de Oficina de Recate y Asistencia a las Víctimas del Delito de Trata de Personas, la mujer fue llevada a su casa en Mar del Plata. El emotivo reencuentro quedó reservado a la esfera íntima familiar.
Mientras tanto, los investigadores continúan con las tareas para dar con aquel bebé, hoy una persona adulta de 32 años y que todavía no fue localizado, aunque se espera que con la aparición de su tía puedan producirse novedades en poco tiempo. (La Capital)