lunes, noviembre 25, 2024
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Enzo Francescoli: "Este River es el que queremos todos los hinchas"

Cuando Enzo Francescoli jugaba y llegó a ser uno de los últimos ídolos de River, el apodo Príncipe era un simbolismo de su exquisita técnica y estampa elegante. Catorce años después, cerca de cumplir los 52, volvió a River para ejercer fuera de las canchas de Príncipe en el gobierno de Rodolfo D’Onofrio. Su misión es reconquistar el prestigio futbolístico de River, facilitar la tracción entre la dirigencia y el plantel hacia un mismo objetivo. Los primeros pasos dados fueron en la dirección correcta. De sus responsabilidades, desafíos e ilusiones habló en una extensa charla.

-¿Cuánto tiempo del día le dedicás a River?

-Depende, hay días que estoy poco y nada, y en otros me lleva todo el día. No tengo horarios. A veces viajo, a veces no, es más part-time. Hacía tiempo que estaba entusiasmado con la posibilidad de colaborar. Cuando me pedían que fuera director técnico siempre les respondía que mi problema era el de los tiempos. Esta función me posibilita ayudar de la manera que sé, que es volcar la experiencia de mi carrera. El club tiene sus momentos. Cuando casi todos los profesionales están de vacaciones es cuando uno más trabaja por el tema transferencias, renovación de contratos. En eso ayudo mucho a los dirigentes.

-En estos nueve meses de gestión, ¿qué objetivos alcanzaron?

-Cuando uno está en River se debe poner el objetivo de ganar todo lo que juega. Eso está claro para todos los que están en el club. La realidad es que desde mi punto de vista faltan un montón de cosas, recién empezamos un camino más lógico de lo que debe ser River: un equipo grande, que no esté atrasado en sus pagos, que los jugadores tengan todas las comodidades que necesita un profesional. En todo esto estamos en camino de acomodar al club. Con Marcelo (Gallardo) coincidimos en que se debe recuperar el sentimiento de querer estar en River, no venir aquí como si fuera una opción más. Para vestir esta camiseta y soportar la presión tenés que demostrar el compromiso de querer estár acá, si no, es mejor estar en otro lado.

-¿Encontraron a un club muy deteriorado en esos aspectos?

-Sí, pero sobre todo la parte social se había dejado de lado. El club depende mucho de que al fútbol le vaya bien, que pueda genera recursos para mover todo el resto. Y ya sabemos que en los años anteriores se vivieron momentos duros.

-¿Cómo definirías el proyecto futbolístico que compartís con el presidente D’Onofrio?

-Los dos tenemos la misma idea de club. Cuando se asumió, la idea era reordenar y reubicar a River como lo que es: el club más importante de la Argentina. Y después posicionarlo en Europa y en el mundo, pero eso lleva su tiempo y se depende de los resultados. La idea es ésa: devolver a River al lugar que siempre debió estar.

-Desde que te retiraste, el hincha de River siempre fantaseó con que algún día serías el director técnico. ¿Desde esta función creés que le estás devolviendo algo de aquella demanda?

-No sé, a veces uno no puede ponerse en el lugar de los hinchas. El hincha me siguió pidiendo hasta hace poco que fuera el técnico. Yo siempre fui de hacer lo que me hace sentir cómodo, no por obligación. Cuando se está obligado, las cosas no salen bien. El lugar que ocupo ahora es en el que estoy cómodo, con la gente que yo quería estar. No fue algo tirado de los pelos, se fue dando con el tiempo, yo ya había terminado un proyecto con amigos. Si uno se guía sólo por el corazón a veces se equivoca. Yo soy un tipo más racional, pienso mucho las cosas, cuento hasta diez. El día que volviera a River tenía que ser en el puesto que yo quería estar, con la gente de mi confianza.

-Fuiste compañero de Gallardo. ¿Le veías futuro de técnico?

-La verdad que no, mentiría si dijera eso. También hay que tener en cuenta que cuando yo llegué él tenía 17 años. Fue un excelente jugador y tuve una gran relación, vivimos cosas increíbles. Me di cuenta o mi intuición me dijo que podía ser un muy buen entrenador durante un par de charlas que mantuvimos cuando ya dirigía. Me lo crucé en un puente aéreo Buenos Aires-Montevideo, cuando ya se había ido de Nacional, y después conversamos otra vez al encontrarnos de casualidad. Lo vi muy enganchado en la función. Me contó que en los últimos años veía el fútbol desde otra perspectiva, ya no tanto desde la de jugador. Conozco gente de Nacional y Uruguay que me dio buenas referencias de él. Fue pura intuición mía, el resto es mérito de él. Cuando lo recomendé al club dije que era un gran tipo, una persona muy derecha, un gran profesional que defendió la camiseta y conoce al club.

-¿Este River de Gallardo te representa más que el de Ramón?

-No sé, creo que este River tiene la solidez que mostró el anterior en el tramo final del torneo. Gallardo le dio su cuota de personalidad, lo adelantó 15 metros, lo hizo arriesgar un poco más. Es lo que queremos todos los hinchas. También ayudó una gran camada de jóvenes que le da un futuro promisorio al club. Fue un momento la salida de Ramón, nos dejó un poco descolocados. Fue un quiebre brusco, se movieron los cimientos. Llegó Gallardo y el equipo mejoró, fue de menos a más, arriesgó. Sin darnos cuenta, se generó una continuidad.

-El Beto Alonso dijo que cuando Ramón se fue dejó una bomba.

-Fue un momento difícil, pero ni aun cuando jugaba creía en los imprescindibles. Sí gente más o menos importante en la función que cumple. En un club con más 100 años, con tantos cracks, ídolos y fenómenos que pasaron, nadie puede considerarse imprescindible.

-Cuando a mediados de año no pudieron contratar a Pratto ni a Scocco, y veías que se iban Lanzini, Carbonero y Ledesma, ¿imaginabas que el equipo iba a alcanzar el nivel que tiene?

-En el juego no, pero los futbolistas entendieron rápido lo que quería Gallardo, que tuvo el mérito de convencerlos. En cuanto a la conformación del plantel, fuimos por Scocco y Pratto por la lesión de Cavenaghi, si no, no hubiéramos buscado a nadie. Sabíamos que Lanzini o Balanta se iban a ir porque eran los dos por los que había más ofertas. Hicimos un intento por Pérez García porque necesitábamos un recambio en el puesto de Manu Lanzini, pero tampoco pudo ser. Pero bueno, Marcelo y el club confían mucho en los jóvenes de las inferiores, quienes también necesitan un proceso de adaptación. Ahora es más fácil porque todo marcha bastante bien. Era necesario esto, porque River debía saber dónde estaba parado con todos estos chicos. Y la única manera de saberlo es haciéndolos jugar.

-El hincha recuperó el orgullo con este River. Si bien los planteles son distintos, se compara el estilo de este equipo con el del 1996/97. ¿Es una exageración, se peca de ansiedad?

-Uno mide los equipos por el gusto personal. Y eso es muy variado. Yo creo que un equipo se acerca a otro cuando además de jugar bien consigue títulos. Para un equipo que recién empieza, este camino no es fácil, es largo. Sin desesperarse ni ansiedades hay que esperar que este equipo consolide lo que viene mostrando. Estoy seguro de que tarde o temprano lo va a lograr. Para nosotros, éste es el mejor equipo.

-Tu cargo está más allá del día a día, ¿qué cosas del futuro te ocupan ahora? Por caso, supongo que la Copa Libertadores es una prioridad. ¿Cómo la encararán?

-Hoy estamos metidos en el campeonato local y la Sudamericana, un torneo importante que River todavía no ganó. Hay un pensamiento a futuro, vamos a tratar de mejorar al equipo para la Copa Libertadores. D’Onofrio sabe que el club deberá hacer un esfuerzo si es necesario.

-Eso implica traer refuerzos.

-Sí, obvio, pero hay que ver cómo termina este equipo, cómo se recuperan Fernando (Cavenaghi) y el Colorado (Kranevitter).

-¿D’Onofrio te habló de la necesidad de vender a fin de año?

-No, no me dijo nada. Yo sé cómo piensa. La prioridad es que River ande bien y que los hinchas estén contentos porque cada vez se hacen más socios y compran más abonos. No hay obligación de vender. Si se pudiera vender y sanear al club se haría sin perjudicar lo deportivo.

-Ahora los planteles tienen profesionales de otras disciplinas. En River está Sandra Rossi, al frente del laboratorio de entrenamiento visual y sensoriomotor. Es muy distinto a tu época.

-En Europa, a principios de los 90, ya se empezaba a experimentar con profesionales de otras áreas. Creo que estos aportes nunca restan. A algunos los podrá beneficiar más que a otros. Marcelo confía mucho en Sandra. Nosotros ya teníamos una persona con el plantel anterior que era discípulo de Sandra. De hecho, en representación de River, Sandra disertó hace poco en París. Es una de las mejores en su especialidad, ¿por qué no tenerla si puede sumar?

-Al margen de River, ¿qué equipos y jugadores te gustan?

-Me parece que se están viendo partidos más abiertos porque no hay descenso inmediato. Eso relajó un poco a los equipos, que en otro contexto a estas alturas estarían contando los puntos para el promedio. Los jugadores mismos entrarían en una rigidez. Ahora un equipo que está en los últimos lugares va a al Monumental o a la Bombonera y juega con una soltura que te complica. Hay muchos goles, eso también está bueno. Creo que Racing va encontrando su camino, entre altos y bajos. Independiente también. Son dos equipos interesantes, jóvenes. El Banfield de Almeyda mantiene la propuesta de la B Nacional, es el equipo que más ataca y más propone, y eso que se le fue Chávez, el delantero más importante.

-¿Qué rutina tenés para ver los partidos, los analizás después con Gallado?

  • Normalmente voy al palco del Monumental, algo que no me gusta mucho, pero hay que hacerlo. Ceno con Marcelo en la concentración en la noche previa a los partidos. Charlamos muchas cosas organizativas, logísticas; viajes… Ya estamos programando la próxima pretemporada. En la parte técnico-táctica no me meto para nada, no tengo porqué hacerlo, para eso está Marcelo y su cuerpo técnico, salvo que él me pregunte algo, dentro de la amistad que tenemos.

-¿Y a los jugadores les das consejos?

-Hablo con la mayoría, son chicos muy respetuosos y profesionales. Yo tampoco soy de pararme y decir tenés que hacer esto o lo otro. No me sale. Tuvimos el caso Ledesma. Yo sentía que estaba preocupado en el torneo pasado porque se le acababa el contrato y tiene cierta edad. Le dije a Rodolfo de ir a hablarle, de proponerle que se quedara. Después él decidió irse cuando se fue Ramón. Ahora tenemos a Maidana, que también está preocupado; yo digo que a un jugador como él hay que ofrecerle un buen contrato por varios años porque es importante para el club. Es un plantel muy bueno a nivel humano. Cuando me preguntan cómo hicieron los jugadores para agarrar tan rápido la idea de Gallardo, yo digo que es por el nivel intelectual de estos jugadores. Son todos muy correctos, escuchan mucho.

-A Teo Gutiérrez se lo ve más sereno, ordenado y cumplidor. ¿Interviniste?

-Es porque también de a poco se va ordenando el club. River sólo tiene la mitad de los derechos económicos de Teo. Él reclamaba pagos que no se le habían hecho. Todo eso interfería. Él es muy profesional, no tenemos quejas. Ahora que se le cumple como se le prometió, cosa que antes no pasaba, él se comporta profesionalmente.

-¿Cuál de los juveniles te impresiona mejor?

-Prefiero no hacer nombres porque después bajo al vestuario y los veo a todos. Mis preferencias tienen que quedar en la intimidad. Creo que hay tres o cuatro chicos de nivel de selección.

-¿Qué es lo que más te pide el hincha?

-La mayoría me pregunta qué va a pasar con (Pablo) Aimar. Fue algo que surgió de mí porque lo quiero mucho y él también quiere al club. Pero bueno, en el medio está el problema de la lesión, que no es simple ni fácil. Dependerá de los tiempos, en eso está. Si vuelve a River, lo hará porque se siente bien. Tiene las puertas abiertas. Depende de él. Nosotros lo seguimos esperando. Lo que pensamos de él no va a cambiar por un mes más o un mes menos.

-Boca contrató a Juan Simón para una función como la tuya. Un dirigente dijo que Simón debía ser el Francescoli de Boca. Es todo un elogio.

-Está bueno que a Bassedas le vaya bien en Vélez, a Romeo en San Lorenzo, porque esto abre puertas a ex jugadores. También sirve para desmitificar lo del director deportivo, que no es otra cosa que una vía más rápida entre el plantel y los dirigentes para solucionar un montón de cosas. Muchos dirigentes se deben sacar ese miedo de que si tienen un director deportivo les va a manejar el club, ni mucho menos. El dirigente aveces no se da cuenta de que entre él y el jugador hay un abismo muy grande. La comunicación falla. Si hay algo en el medio que pueda pulir eso, mucho mejor. En Europa lo hacen desde hace 30 años y les va muy bien. Entonces, por qué no copiarlo. Incluso entre los directores deportivos deberíamos tener reuniones para generar mejoras en cuanto a los calendarios y otras cosas.

 

 

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