Tras el lanzamiento, los próximos pasos del Arsat
El primer satélite argentino deberá ahora someterse a casi un mes de maniobras hasta quedar finalmente en el punto desde donde puede comenzar a operar.
Tras el lanzamiento espacial, el lanzador soltará elArsat-1 a 250 kilómetros de la Tierra, desde donde deberá remontar hasta los 36 mil kilómetros en la posición orbital definitiva comandado desde la sala de Operaciones Satelitales dirigida por Juan Aurelio, en la estación terrena en la localidad bonaerense de Benavídez.
El lanzador Ariane 5, de origen francés, sacó al satélite del planeta y luego el Arsat-1 deberá transitar los 36 mil kilómetros a lo largo de tres días hasta llegar a su posición orbital.
Luego, se termina de maniobrar el espacio definitivo sin variar el punto en el que se estaciona encima de la Tierra, durante un mes de maniobras con un motor que gasta el 80 por ciento del combustible del aparato.
El Arsat-1 está equipado con una antena para Televisión Digital Terrestre, Internet y telefonía sobre IP. Por eso se espera que cuando esté en pleno funcionamiento pueda brindar esos servicios en puntos del país con bajo o nulo nivel de conectividad en la actualidad.
La vida útil del satélite se estima en 15 años, debido, principalmente, a la cantidad de combustible que puede cargar y que necesita para mantenerse en la órbita.
El programa especial prevé de cara al futuro lanzar el Arsat-2, ya en ensayos y con lanzamiento previsto en 2016, y el Arsat-3, previsto para 2018.
El proyecto Arsat-1 demandó 270 millones de dólares y permitió que Argentina no perdiera la posición orbital 81, codiciada porque enfoca desde Estados Unidos hasta las Malvinas, y con el Reino Unido en espera en la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
El riesgo de pérdida de la posición orbital se remonta a cuando la empresa Nahuel tenía el servicio satelital privatizado y debía construir el segundo Nahuel-SAT, pero discontinuó la actividad; en 2006, el gobierno de Néstor Kirchner decidió crear Arsat.
En 2007 el primer Nahuel-SAT salió de servicio por acabar su vida útil y Argentina debió alquilar el AMC 6, desde donde irán migrando los servicios hacia el flamante satélite geoestacionario nacional.