El dramático relato de un sobreviviente que fue violado por el mayor infanticida de la historia
El caso de un infanticida serial conmocionó a Colombia hace un tiempo. Pero aún los rastros de ese caso lo siguen sufriendo las víctimas que sobrevivieron. “Mijo, venga, acompáñeme allí y le doy 200 pesos”. Con esta frase Luis Alfredo Garavito abordó a Carlos Alberto, un humilde niño de 10 años que jugaba en la plaza principal de Circasia, en Quindío según relata un informe del diario El Tiempo.
“Niño, a mí no me gustan las mujeres sino los hombres”, le dijo Garavito al pequeño al llegar a un morro. De inmediato sacó un cuchillo, se lo puso en el cuello, lo apretó con fuerza y prosiguió: “¿Cómo quiere que me lo coma?”.
Tras engañar a cada una de sus víctimas, Garavito elegía zonas apartadas y allí luego de amedrentarlos con su afilado cuchillo, empezaba el ritual con el cual asesinó al menos a 142 niños, pero se dice que la cifra es más alta y alcanzaría a los 194, muchos de ellos los confesó él mismo y ocurrieron en 13 departamentos de Colombia. Su sevicia llegó también hasta el Ecuador.
Al comenzar cada homicidio, Garavito se tomaba de un sorbo media botella de aguardiente, luego amarraba a su víctima en estado de indefensión, partía unas cuchillas y las ponía entre sus dedos para rasgar las nalgas del menor.
En su rito criminal la intención era infligir dolor a la víctima, porque en varios casos los torturaba vivos, lo que indica que dentro de su perfil estaría el sadismo -una parafilia que busca derivar placer del dolor ajeno-. Los investigadores dicen que mientras abusaba de cada niño, le iba propinando sendas puñaladas en su torso y finalmente le hacía una cortada profunda en el vientre para que se desangrara o, incluso, llegaba a degollarlo.
Fueron pocos los niños a quienes Garavito dejó con vida o se lograron escapar de sus garras. Carlos Alberto es uno de los sobrevivientes, y cuenta que luego de que el hombre le hizo todo tipo de vejámenes le preguntó: “¿Le gustó o no le gustó?”
El entonces niño se quedó pensando, estaba confundido, dolido y humillado, pero le terminó diciendo que sí, que lo que le había hecho le gustó. “Nos vemos la otra semana. Así me gusta, que le haya gustado”, cuenta Carlos Alberto que le dijo Garavito.
Tras más de 25 años del abuso, Carlos Alberto dice que está completamente seguro que de haber respondido que no le había gustado, habría sido asesinado y enterrado en el mismo lugar donde lo violó.