Diego Maradona recibe sus 58 años alejado de tres de sus hijos y en conflicto con sus ex mujeres
Como si su amor fuera una manta corta y no alcanzara para abarcar a todos a la vez, Diego Maradona nunca ha podido establecer un vínculo fluido con sus 5 hijos simultáneamente. Tampoco ha logrado mantener una relación cordial con sus ex mujeres, después de que éstas decidieran rehacer sus vidas. De manera que, en su cumpleaños número 58, seguramente habrá saludos que en otros tiempos hubieran sido impensados. Y otros que, lamentablemente, se cansará de esperar en vano…
Para entender el contexto familiar en el que llega Maradona a esta altura de su vida, bien vale la pena hacer un repaso de sus amores y desamores. Y el primer nombre que aparece en la lista, obviamente, es el de Claudia Villafañe. “Es la mujer de mi vida”, cuentan que dijo Diego apenas la vio. Ella se cruzó en su vida en 1977, cuando él tenía apenas 17 años y la gloria era sólo un sueño lejano. Así que se enamoró del hombre y no del astro que, con el tiempo, ese ignoto futbolista de Argentino Juniors llegaría a ser.
Lo cierto es que la vida junto a Diego no sería nada fácil para Claudia. Junto al éxito y el dinero, llegaron a Maradona las mujeres y los excesos. Y así fue como, embarazada de su primera hija, Dalma, ella se enteró por la televisión de que su marido había sido padre de Diego Junior, fruto de una relación clandestina con la italiana Cristiana Sinagra.
En ese momento, a Claudia le corrió un frío por la espalda. Pero Maradona negó terminantemente esa paternidad. Y ella decidió creerle, a pesar del revés judicial que lo obligó a darle su apellido y la manutención correspondiente. Así que siguió firme a su lado y, a los dos años, dio a luz a la segunda hija de la pareja, Gianinna.
El casamiento de Diego Maradona y Claudia Villafañe
Finalmente, el 7 de noviembre de 1989, Diego y Claudia se casaron con una fastuosa fiesta en el Luna Park. Y le mostraron al mundo entero que habían formado la familia ideal. Sin embargo, los rumores de infidelidades por parte de Maradona nunca cesaron. Y, en 1996, nació Jana, fruto de una breve relación que el futbolista había tenido con Valeria Sabalain, una joven que por entonces trabajaba como moza de la disco La Diosa.
Diego, obviamente, también negó esta paternidad. Y fue la Justicia quien le dio a la niña el apellido Maradona y le asignó una cuota alimentaria que la misma Claudia se encargó de pagar, mes a mes, hasta que la niña llegó a la mayoría de edad. Porque, hasta entonces, el Diez sostenía que sus únicas hijas eran “la Dalma y la Gianinna”. Y ella le creía.
Pero todo, hasta la paciencia de Claudia, tiene un límite. Y, a principios del 2003, le pidió formalmente el divorcio a Maradona, alegando “abandono de hogar” desde el mes de julio de 1998. Por entonces, Diego se encontraba en Cuba haciendo un tratamiento de rehabilitación por sus adicciones. Y allí se lo había relacionado con varias señoritas, en especial con una llamada Adonay Frutos con la que, incluso, se había dicho que planeaba casarse.
Sin embargo, pese a haber firmado los papeles correspondientes, Claudia no dejó de ocuparse de la salud de Diego. Hasta que, en 2005, Maradona conoció a Verónica Ojeda, se enamoró de ella y formalizó una relación. Esto hizo que, durante años, las mujeres vivieran enfrentadas, sobre todo, porque las hijas del futbolista no querían saber nada con la nueva pareja de su papá.
Pero Verónica no era una más en la vida de Diego. Con un perfil muy bajo, estuvo durante casi 8 años a su lado. Y también lo acompañó, incondicionalmente, en momentos muy delicados para él. De todas maneras, cuando anunció su embarazo de Dieguito Fernando, a mediados de 2012, Maradona terminó oficialmente la relación y blanqueó su romance con la joven Rocío Oliva. Un golpe duro, como pocos, para cualquier mujer.
Diego Maradona con Dieguito Fernando
La historia no quedó ahí. Durante un tiempo, cada vez que se peleaba con Rocío, Maradona volvía a los brazos de Verónica. Y, en una de estas tantas idas y vueltas, Ojeda tuvo un embarazo que Diego negó y que ella luego perdió en medio de una situación por demás estresante. ¿Dieguito? Lamentablemente, el niño fue víctima de los vaivenes emocionales del Diez, que no estuvo presente ni en su nacimiento ni en ninguno de sus 5 cumpleaños y que durante todo este tiempo sólo lo visitó esporádicamente.
Así las cosas, después de que se blanqueara el noviazgo que desde hacía 10 años mantenían en secreto Claudia y Jorge Taiana, Maradona decidió lanzar una artillería de demandas contra la madre de Dalma y Gianinna. Y esto terminó resquebrajando su relación con las chicas, por las que antes juraba y perjuraba en televisión.
De manera simultánea, luego de que ella lo fuera a buscar a un gimnasio para conocerlo, en 2014 decidió aceptar a su hija Jana, quien desde entonces pasó a ser la que más tiempo pasa a su lado. Y, en 2016, sucedió lo que nadie hubiera imaginado: luego de negarlo sistemáticamente toda la vida y hasta escupirlo en público, Maradona reconoció a Diego Junior como su hijo y decidió recuperar el tiempo perdido con él.
Diego Maradona y Diego Junior
Hoy, radicado en México, dónde dirige al equipo Los Dorados de Sinaloa, Diego dijo que no quería fiesta ni regalos para su cumpleaños. Lo único que pidió fue ver a su nieto, Benjamín, hijo de Gianinna y el Kun Agüero, a quién vaya a saber por qué no visitó durante los 2 meses que pasó en la Argentina antes de instalarse en tierra azteca. No dijo nada de Dalma, quien le anunció su embarazo por mensaje pero a quién ni siquiera complació asistiendo a su casamiento con Andrés Caldarelli en marzo de este año. Ni tampoco de Dieguito Fernando, a quién no ve desde hace un año y medio, quizá, porque su madre cerró todas las puertas a una nueva reconciliación.
Al lado de Rocío, con quien dicen que se habría comprometido, Maradona recibirá un llamado de Diego Junior y de su mujer, Nuncia Peninno, quienes seguramente le mostrarán imágenes de su nieto menor, Diego Matías. Y, sin duda, Jana también lo felicitará por su cumpleaños. Sin embargo, la posibilidad de que algún día Diego se pueda reunir a soplar las velitas junto a todos sus hijos, todavía parece una utopía imposible de concretar. (Nancy Duré – Teleshow)