viernes, noviembre 22, 2024
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Cristóbal López ahora le echa la culpa de todo a su socio Fabián De Sousa

 

Un foco de tensión crece entre los dos socios K que construyeron un imperio empresarial dedicado al petroleo, la construcción y los medios. Cristóbal López y Fabián de Sousa, ambos presos en Ezeiza por quedarse con $ 8.000 millones en impuestos al combustibles, están cada vez más alejados.

Parte de esa distancia quedó reflejada en un expediente judicial. En un cambio de estrategia notable, López buscó hacer responsable de todos los desmanejos en el Grupo Indalo a De Sousa.

Incluso, el empresario K intentó despegarse de su gestión al frente de las compañías y dijo que nunca manejó el conglomerado de negocios y que su función era la de un simple “accionista” que se enteraba de todo cuando estaba decidido.

López declaró en indagatoria la semana pasada en la causa conocida como Agosto SA que lleva adelante el juez Julian Ercolini y que se inició por una denuncia de la ex diputada Margarita Stolbizer.

El expediente investiga si esa sociedad, dirigida por el amigo de los Kirchner, Osvaldo “Bochi” Sanfelice, lavó dinero a través del supuesto alquiler de maquinaria a tres compañías del Grupo Indalo. Y fue en esa indagatoria donde empezó a despegarse de las responsabilidades que tenía en sus empresas y culpó a De Sousa por los desmanejos.

La estrategia, en principio, parece osada: López tenía la mayoría de las acciones del Grupo Indalo y solía definirse como un obsesivo de sus negocios pendiente de todos los detalles. Pese a eso, aseguró: “No intervine en el gerenciamiento, administración ni decisiones”.

López declaró ante la Justicia que “Fabián maneja y manejo desde el día uno OIL M&S y todas las empresas que fueron surgiendo a partir de esa firma y que hoy se denominan Grupo Indalo”. Incluso aseguró que fue a muy pocas reuniones y que varias de las oficinas las conoció recién “el año pasado” cuando intentaron vender el Grupo Indalo a Ignacio Rosner que manejaba un supuesto fondo de inversión llamado OP Investment.

¿Es acaso creíble que López no conociera las sedes de OIL Combustibles y la constructora CPC SA, dos de las compañías que mayores ingresos le reportaban? A través de OIL se quedó con los $8.000 millones del Impuesto a la Transferencia al Combustibles para expandir sus negocios. Por esa maniobra, López y de Sousa están presos.

Incluso López fue más allá en su estrategia para intentar desentenderse de sus responsabilidad y aseguró que “no ejercía el control del día a día” y que la mayoría de las decisiones que tomaba De Sousa se las enteraba “después de que estuvieran hechas”. Incluso, en un tramo de su declaración indagatoria asegura que nunca se llevó “ni un peso” del Grupo Indalo y que cada vez que las empresas necesitaban fondos, él los aportaba. Según le dijo a la Justicia llegó a poner $800 millones para financiar el día a día de las operaciones.

El cambio de estrategia de López, que apunta a poner en el centro de la escena a De Sousa, podría tener una explicación, según analizan en la Justicia. En este causa están involucrados sus dos hijos, Emiliano y Nazareno, que también fueron citados a indagatoria. López, para mejorar la situación de su familia, no tendría problemas en entregar a su socio.

Hoy López y De Sousa comparten el módulo 6 de la cárcel de Ezeiza donde funciona el Sistema de Intervención para la Reducción de Índices de Corruptibilidad. Allí tienen contacto a diario. La relación entre ellos aún es cordial, aunque más fría. La explicación de ese distanciamiento podría estar en el cambio de estrategia de López. (Diario Clarín)

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