lunes, noviembre 25, 2024
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OEA: Insulza quiere que la región reciba a presos de Guantánamo

Ya el presidente uruguayo había señalado el interés del gobierno estadounidense en trasladar a detenidos en la base de la isla cubana que están hace años bajo acusaciones de terrorismo, pero que nunca fueron llevados a juicio.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, pidió a los países de América Latina y el Caribe que reciban a “alguno o algunos” de los prisioneros que Estados Unidos mantiene desde 2001 en el presidio instalado en la base naval de Guantánamo, en territorio de la isla de Cuba. Se trata de 79 personas que fueron detenidas en distintos países del Sudeste Asiático bajo la suposición de que se trataba de “peligrosos terroristas” y a los que ahora, imposibilitado de probar los cargos que pesan sobre ellos, el presidente Barack Obama se ha mostrado dispuesto a liberarlos. “En realidad, Obama no sabe qué hacer con ellos ni cómo sacárselos de encima”, había manifestado el año pasado el presidente uruguayo José Mujica.

“Solicito respetuosamente a los países que puedan hacerlo, de manera consistente con sus políticas nacionales y su legalidad interna, a considerar favorablemente esta situación para recibir a personas actualmente recluidas en Guantánamo, con el fin de permitirles retomar sus vidas después de su prolongada detención“, señaló Insulza en un comunicado distribuido ayer en Washington. El secretario de la OEA explicó que “más de la mitad de los prisioneros que aún quedan en Guantánamo están en condiciones de ser liberados, pero no lo han sido por falta de un país que los acoja“. En su nota, el diplomático chileno se abstuvo de referirse a las condiciones inhumanas en las que se encuentran alojados esos prisioneros de Estados Unidos.

“Se trata de personas que no han sido juzgadas ni lo serán por crimen alguno, y las exhaustivas evaluaciones a que han sido sometidas por parte de las autoridades de Estados Unidos han determinado que no presentan riesgos graves para la seguridad de este país ni de aquel que los acoja”, fue lo más que profundizó Insulza.

Más directo, el año pasado, cuando anunció que Uruguay recibiría a entre cinco y seis de esos prisioneros, Mujica dijo que “esto se trata de una cuestión de Derechos Humanos que hay que resolver ya“. Y agregó que “hay 120 tipos que están presos hace 13 años y en su vida no vieron ni verán ni a un juez ni a un fiscal, y el presidente de Estados Unidos quiere sacárselos de encima. El Senado le exige mil cosas, entonces le pidió a varios países si podían darle refugio a algunos de ellos y yo le dije que sí”, explicó Mujica.

Insulza consideró que “una respuesta favorable para recibir a un número reducido de ellos, que no presenten riesgo para su seguridad, contribuiría a reducir sustantivamente este grave caso humanitario en territorio de las Américas“, y recordó que, a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la OEA exigió en repetidas ocasiones el cierre del presidio.

Desde 2009, 18 países recibieron a un total de 48 detenidos, reduciendo la lista de presos a 149. De ellos, 79 se encuentran en condiciones de ser liberados si algún país les abre las puertas. Entre los que han acogido prisioneros se encuentran España (5), El Salvador (2), Portugal (2) y Canadá (1). Desde 2002, Guantánamo alojó a un total de 779 personas acusadas de “sospechosas de terrorismo”. La mayoría fue detenida en Afganistán durante la invasión de Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

 

 

 

 

Promesa incumplida

 

Cuando el 20 de enero de 2009 Barack Obama asumió su primer gobierno, aseguró urbi et orbi que en el plazo de un año clausuraría por razones humanitarias la prisión que su antecesor, George W. Bush, había establecido en 2001 en la base naval de Guantánamo.

Pasó el año, pasaron 13 años más, y pese a haber sido consagrado con el Premio Nobel de la Paz, Obama aún mantiene allí a los detenidos que lo fueron bajo la simple “sospecha de terrorismo”, mantiene abierto el presidio y nunca más habló de revisar el status de esa porción sudoriental de territorio usurpada a Cuba en 1903.

La sucesión de hechos fue impactante. El día de su primera jura Obama anunció la orden del “cese temporal” del campo. Al día siguiente impartió una instrucción a los fiscales para que durante 120 días se paralizara la actividad de los tribunales de guerra mientras la nueva administración revisaba el proceso. El 22 de enero decretó el cierre del campo en el plazo de un año. Luego ordenó la revisión de los juicios de los “sospechosos de terrorismo” y la expresa prohibición de todo método de interrogatorio equiparable a la tortura. Nada de eso ocurrió. 

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