"Fue tremendo y va a seguir siendo tremendo toda la vida", dijo un sobreviviente de la Tragedia de Patagones
Sobrevivientes y familiares de víctimas del tiroteo en la escuela Islas Malvinas de Carmen de Patagones hablaron de lo ocurrido aquella fatídica mañana del 28 de setiembre de 2004, cuando un alumno mató a tres compañeros e hirió a otros cinco.
Sobrevivientes y familiares expresaron mensajes contra la violencia y también algunas críticas hacia el manejo mediático del caso y la demora en los sumarios a docentes y psicopedagogos que no advirtieron a tiempo que algo andaba mal.
Allí murieron Federico Ponce, de 15 años, Evangelina Miranda y Sandra Nuñez, ambas de 16, en cuyo recuerdo esta noche inaugurarán tres esculturas montadas a la vera del río Negro, que serán a primera marca tangible que habrá en esta ciudad de la llamada “Tragedia de Patagones”, donde Rafael “Junior” Solich, de 15, disparó contra sus compañeros .
“Fue tremendo y va a seguir siendo tremendo toda la vida”, afirmó Pablo Saldías Kloster, que ahora tiene 25 años, vive en Bahía Blanca y hace diez años recibió tres balazos en el aula del 1 “B” del polimodal donde ese día compartió el banco con Federico.
“Supe que Junior le había pegado (un disparo) a Federico, porque lo escuché quejarse al lado mío. Pero no me acuerdo el momento en que no gritó más”, relató.
El 28 de setiembre “no puede ser un día más y es una fecha muy importante como para pasarla de largo”, afirmó Pablo, que trabaja en un local de ropa unisex en Bahía Blanca, donde estudió para visitador médico.
Gonzalo Ponce, hermano de Federico, criticó el manejo del tema que realizaron algunos medios de comunicación “que redujeron lo ocurrido a un caso trágico de bullying, colocando como víctima a (Rafael) Solich y como victimarios a sus compañeros”.
“Esto no fue un caso de bullying; Junior se integraba en la escuela. En todo caso el sistema escolar, que tenía tres psicopedagogas para tres turnos, no advirtió a tiempo que algo pasaba”, manifestó Gonzalo, quien hoy es abogado.
Uno de los cinco sobrevivientes de la tragedia, Nicolás Leonardi, dijo que “en la clase eran más mujeres que varones”.
“A Junior lo invitábamos a lugares, él se aislaba y decía que no podía salir; pero inclusive jugó muchas veces con nosotros a la pelota, por eso nos da bronca que se diga que todo esto pasó por un caso de bullying”, explicó.
Junior “hacía cosas raras, salía con frases descolgadas, por ejemplo cuando hablábamos con las chicas sobre relaciones sexuales. O hacía gestos con su dedo pulgar e índice, imitando a una pistola”, relató. “Era más reacio fuera de la escuela que adentro y sabíamos que podía llegar a andar en algo raro, pero nunca imaginábamos que podía pasar algo así”, afirmó.
Según Daniel, un amigo de Nicolás que jugó varias veces al fútbol con Junior, “los chicos ahora superaron todo esto. Pero lo que más bronca nos da -apuntó- es que las autoridades sabían de su conducta: él había empezado a leer sobre la historia nazi, junto a su amigo Dante Pena, y dibujaba esvásticas en el pizarrón”.
“Tomó lo peor de esta cultura, para Junior la agresión era una convicción y nunca se arrepintió de haber hecho lo que hizo”, dijo Marisa Santa Cruz, madre de Federico.
La mujer indicó además que en la reunión que mantuvieron con el ministro Alberto Sileoni y la directora de Educación Nora de Lucía, le pidieron la finalización de los ocho sumarios que están en la provincia de Buenos Ares de los docentes y psicopedagogos que estuvieron en la escuela Islas Malvinas hace diez años.
“Siempre nos dicen que están en su tramo final, hace diez años que son sumariados”, criticó la madre. “Todo es parte de la misa campaña de silencios que venimos sufriendo los padres desde que sucedió la tragedia”, agregó.
Danilo Baciloff, el artista plástico que hizo las esculturas, consideró que fue “un hecho conmocionante que tiene que servir para que las comunidades trabajen en las escuelas. En ese ir y venir de propuestas surgen ideas concretas”, dijo a Télam.
“La primera que se me ocurre como vecino es decir no a la violencia, no a las armas y fomentar en los chicos una cultura de paz en medio de una sociedad cada vez más violenta”, planteó Baciloff, de 56 años y radicado hace mucho en Patagones.
Lo ocurrido “fue un hecho conmocionante y doloroso, la cuestión ahora es reflexionar sobre la debilidad del otro y la fragilidad real del ser humano. Hay que integrar de vuelta a esta sociedad con esa premisa: que con muy poco podés dañar al otro, pero también con muy poco lo podés hacer feliz”, dijo el artista.
En Patagones, dijo, “ya no es lo mismo. La mirada de los chicos es distinta, lo notás en las expresiones artísticas, hay gente que ha quedado muy afectada por la tragedia, aunque muchas veces la procesión va por dentro”.
“En 10 años no se pudo exteriorizar nada. No se hablaba. Por un lado es serio, hay que tomar conciencia, pero también mirar al futuro con propuestas, porque si caemos en el individualIsmo para resolver estos problemas que tenemos como sociedad vamos muy mal”, advirtió.
Baciloff señaló que “actualmente es normal la violencia” y que es necesario “empezar a construir algo para que los pibes piensen de otra manera y volver a tejer las redes sociales que se pudieron haber roto”.