viernes, noviembre 22, 2024
Nacionales

El big bang de la corrupción, un hecho histórico

 

Escribe el periodista Ricardo Kirschbaum (*).

El big bang de la corrupción tiene un alcance desconocido y consecuencias económicas y políticas todavía inmensurables. Los empresarios involucrados exhiben distintas conductas, pero después de la descripción del ex titular de la Cámara de la Construcción y, quizá, del gerente general de Electroingeniería, las coartadas y los eufemismos se terminan. Hubo coimas y también pagos para gestores ante el chavismo. Está admitido.

La cola de los que han sido aludidos o suponen correctamente que van a ser citados ya se forma espontáneamente frente a Comodoro Py como si esperaran un micro. Un prófugo, del Ente Yacyretá, de quien se reconoce solvencia técnica pero una notoria timidez para el coraje, puede ser otra pieza importante en este mecanismo, cuyos jefes vivían en Olivos. El ministro De Vido operaba como el CEO del sistema de corrupción.

Los ex funcionarios resisten, se sostienen en la ley del silencio. La excepción fue Juan Manuel Abal Medina quien admitió haber ordenado a su secretario privado Martín Larraburu, hoy preso en Ezeiza, que se encargue de las maletas que recaudaba Baratta. El ex jefe de Gabinete se habrá encontrado con las huellas irrefutables de su colaborador en las planillas contenidas en dos pendrives sobre la distribución de ese dinero para campañas electorales, destino presunto. Esta admisión de Abal Medina lo hizo entrar en la categoría de “trai- dor” en sistemas con los códigos mafiosos. El silencio es complicidad y a la vez protección. Una amenaza real para quienes la transgreden o para familias.

¿De dónde emanaba el poder de un secretario de Estado, como Baratta, para ordenarle a Abal Medina, jefe de Gabinete de Ministros, que se ocupara del pasamanos de valijas con dinero? Sólo puede haber una respuesta a este interrogante: de arriba. Encima de Abal Medina solo estaba Cristina. Antes, Néstor.

El cerco se va cerrando: Wagner está dando datos clave sobre cartelización de la obra pública y el reparto de las coimas. Todos tendrían obras a cambio de un porcentaje. Esto posiblemente se replicó en cada una de las provincias en las que se hacían obras, nacionales y locales. José López, en Tucumán, podría ilustrarlos.

El aporte de Wagner tiene el poder devastador de un tsunami sobre el sistema de pagos ilegales, al que muchos consideraban como una condición necesaria de la financiación de la política y del enriquecimiento ilícito.

Esa “naturalidad” es la que está saltando en pedazos e iluminando la opacidad de esas conductas delictivas.

La magnitud de la pesquisa y el peso de las empresas y de los empresarios involucrados tiene muy pocos precedentes en la historia de la corrupción, así como del volumen de dinero de esta recaudación ilegal. Eduardo Costa, senador por Santa Cruz , calcula en 10 mil millones de dólares. ¿Qué consecuencias tiene este estallido sobre la maltrecha economía argentina? Es otro interrogante.

Si después del big bang se refuerza la construcción de un país menos corrupto, se habrá ganado una gran batalla histórica. Si sólo se pare un ratón, habrá decepción.

El sistema de recaudación de las coimas o de los “aportes” políticos era absolutamente orgánico y vertical.

(*) Extracto de la nota publicada en la edición del 12 de agosto de 2018 en el diario Clarín.

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