El jefe de sala del Maipo reveló una escabrosa situación que vivió Susana Giménez en el teatro
Cuatro años antes de llegar a la televisión y convertirse en la conductora más famosa del país, Susana Giménez era una de las actrices teatrales más exitosas de la calle Corrientes. De hecho, durante sus 50 años de carrera, la diva de los teléfonos filmó unas 30 películas y actuó en al menos 11 obras de teatro.
Una de las piezas más recordadas de la actriz fue La mujer del año, obra que ella encabezó por cuatro temporadas consecutivas (1983-1986), tanto en Buenos Aires como en Mar del Plata, y que la posicionó en uno de los lugares más aclamados por la crítica antes de desembarcar en otro gran éxito que por estos días suena familiar: Sugar.
Lo cierto es que, 35 años después de aquel debut, hoy se conoce una historia tan terrorífica como sorprendente que ocurrió en una función del Maipo. En detalle, según reveló Horacio Cortés, el histórico jefe de sala de ese memorable teatro, la diva realizó dos funciones con un técnico ahorcado arriba del escenario, ¡y en ningún momento se dio cuenta!
“Hablo con el administrador y le digo ‘me pasa tal cosa’ y él me dice ‘ahhhh, es Cáceres’, un maquinista que se ahorcó en el Maipo porque tenía cáncer y decidió quitarse la vida“, comenzó relatando Cortés en el programa de radio Su atención por favor, conducido por Nicolás Artusi y Sol Rosales en radio Metro, de lunes a viernes a las 20.
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Y siguió: “Ese día había dos funciones de La mujer del año, protagonizada por Susana Giménez. Ella nunca se enteró, nadie se enteró fuera de la parte interna del Maipo, maquinista y administrador, quienes hicieron las dos funciones con Cáceres arriba, ahorcado“.
Luego de remarcar una y otra vez que la historia es verídica y que él no la inventó, “el negro de la puerta”, tal como se lo conoce cariñosamente a Cortés, contó que él nunca supo si Susana algún día se enteró acerca de esa tremenda experiencia.
Horacio Cortés es hace 24 años el jefe de sala del Maipo.
“Quizás después alguien a ella se lo dijo“, resumió en ese momento de la entrevista el conocido empleado del mítico teatro de la calle Esmeralda.
Además, al ser consultado sobre los motivos por los cuales no cancelaron las funciones de ese día tras encontrar el cadáver del maquinista en cuestión, Cortés explicó: “No se podían suspender porque en esa época las salas siempre estaban llenas, entonces había poco margen de cambio“. (Clarín)
