El día de la bibliodiversidad y un festejo que invita a liberar libros
El Día de la Bibliodiversidad se celebrará el 21 de septiembre con la apuesta de poner en primera plana al libro y a la lectura, en una jornada que incluirá una feria de editores independientes en la Biblioteca Nacional y la convocatoria a nivel mundial de una suelta de libros, con la consigna de que los lectores se despojen de algunos de aquellos ejemplares que atesoran sus bibliotecas y los pongan en circulación en el espacio público.
A partir del mediodía, el Día B (como se lo llama en su abreviatura) se festejará en la Biblioteca Nacional, ubicada en Agüero 2502, con una feria de editores independientes, ciclo de lecturas, picnic de palabras, escritores que comentarán las obras de otros escritores y una subasta de libros prevista para el final del día, a eso de las 18.
Al igual que en la biblioteca, otras instituciones se sumarán a la propuesta, y no sólo de Argentina (como la Universidad Autónoma de Entre Ríos), también del mundo: en Chile el Museo de Bellas Artes será epicentro de una suelta de libros y lo mismo sucederá en Perú y Colombia, por nombrar sólo algunos de los países que celebran este día con la intención de que se convierta en una fecha de carácter internacional.
Más allá de esos espacios y las específicas actividades, la esencia que engloba al Día de la Bibliodiversidad es que las personas liberen sus libros en cualquier sitio para que otras lo encuentren y circulen así de mano en mano. “Despojarse de un libro con un poco de polvo en casa y dejarlo en un lugar público para que lo disfrute otro lector”, explicó a Télam Andy Marquine de la ONG que impulsa la celebración.
El llamado a la liberación de libros, a través de una fuerte convocatoria en redes sociales, invita también a las personas a que “antes de dejar ese libro en algún espacio público escriba un mensaje en las primeras hojas para el futuro lector y escriba también sobre esta fecha para seguir difundiendola”.
Se trata de una fecha propuesta por un grupo de editores reunidos en la Alianza Internacional de Editores Independientes, compuesta por 80 sellos y colectivos de 45 países, cuya primera celebración tuvo lugar el 21 de septiembre de 2010 en Argentina, Chile, Colombia, México y Tenerife (España) y con los años se extendió a Sudáfrica, India, Turquía, Madagascar y Australia, entre otros países.
La bibliodiversidad -la diversidad cultural aplicada al mundo del libro- tiene como principios “promover la libertad, la multiplicidad de libros, editores y publicaciones en todo el mundo; que existan más ideas y autores, que se le pueda dar un poco de energía a todo lo que es la edición independiente, escapando un poco a los grandes monstruos editoriales”, contó Marquine.
El proyecto para que la bibliodiversidad tenga su día internacional está en trámite en la Organización de las Naciones Unidas, “se está avanzando en el tema”, destacó Marquine, al tiempo que resaltó que aunque todavía no tenga su cuota institucional “fue creciendo mucho y este año varios países le estamos poniendo mucha energía, la gente está muy predispuesta a sumarse”.
Si bien se trata de convertirlo en un día universal, el 21 de septiembre privilegia la posición sur – ese día se festeja también la llegada de la primavera y con ella “el renacer”- porque “una de las preocupaciones de la bibliodiversidad es enfrentar el sentido actual de la circulación del libro y las ideas -de Norte a Sur- e impulsarlo al revés y en modo transversal”, destacó Marquine.
“Queremos que se instale y masifique que todos los 21 de septiembre cada persona pueda darle un libro a otra, que la gente se desprenda y los comparta para que otras personas tengan acceso, y que la gente se organice para hacerlo todos los años”, convocó uno de los responsables de la ONG que apunta por transformar esta fecha en una verdadera suelta de publicaciones a nivel mundial.
Y el eco suena; tanto que una escuela de Lago Puelo, en Chubut, se sumó a la iniciativa y organizó una liberación de libros con sus alumnos. “Les presentamos un power point a los chicos con fotos de libros libres
y les propusimos si a ellos les interesaría hacer lo mismo”, contó a Télam Gabriela Rama, maestra y responsable de la biblioteca de ese espacio educativo, que en su conjunto participa de la actividad.
“A partir de allí los chicos empezaron a traer material de sus casas, hicimos talleres en los que preparamos el material con mensajes para los futuros lectores, pensamos en los lugares de liberación, grabamos audios de propaganda que difundimos en las radios locales, hicimos carteles de promoción que dejamos en los negocios y algunas instituciones”, relató.
Soltarán sus libros como parte del Día de la Bibliodiversidad alumnos de primero, segundo y tercer grado, aunque lo harán mañana porque el 21 cae domingo: “Saldrán, en forma alternada, a liberar los libros por el pueblo. Todo a pie, libro en mano”, dijo Rama, al tiempo que aseguró que “la sensación es de gran entusiasmo, tanto de grandes como de chicos, con muchas ganas de dar, de entregar, de participar en este proyecto”.
Así como en Lago Puelo, en la Biblioteca Nacional o en cualquier otro punto del globo, el Día de la Bibliodiversidad espera tomar su empujón e instalarse como una fecha de encuentro del compartir, ocasional, público y desinteresado, y poner en escena al libro y la lectura en todo el mundo.