La Selección sufrió una durísima derrota y ahora espera por un milagro
El seleccionado argentino sufrió hoy un durísimo revés en el Mundial Rusia 2018, al perder ante Croacia 3-0 en la ciudad de Nizhny Novgorod por la segunda fecha del Grupo D.
Argentina cayó sin atenuantes ante Croacia por 3 a 0 en la segunda fecha del Grupo D de la Copa del Mundo en el estadio de Nizhny Novgorod, donde nuevamente fue local en las tribunas y visitante en el campo de juego, dejando abierta la puerta para un inminente fin de ciclo de esta generación de futbolistas liderada por Lionel Messi a la que solamente un milagro futbolero la puede depositar en los octavos de final de este certamen a los que ya se clasificó su rival de hoy.
El planteo propuesto por el equipo argentino y enunciado por Jorge Sampaoli en la conferencia de prensa de este miércoles se cumplió al pie de la letra en el primer tiempo con una salvedad: los pasillos que debían generarse para Lionel Messi siempre estuvieron cerrados, y así el capitán entró demasiado poco en contacto con el balón.
Por lo demás, sus dirigidos hicieron todo lo que Sampaoli les indicó: presión alta desde el primer minuto, defenderse con la pelota y pelear cada una como si fuera la última. Hasta ahí, el plan más o menos encajaba con lo que quería el técnico.
Pero claro, lo que faltaba era el fútbol, porque sin Messi participativo, lo único atinado lo hacía Javier Mascherano con el primer pase siempre prolijo y algunas recuperaciones con su sello, mientras que Maximiliano Meza no podía asociarse ni ser alternativa en el rol generativo de fútbol. Y Paulo Dybala miraba desde el banco.
Argentina jugaba al “palo y palo” y Croacia, de la mano del capitán Luka Modric mostraba un juego más atildado y un manejo más preciso del balón, aunque tampoco lograba lastimar más allá de esos primeros cinco minutos en los que Gabriel Mercado y Eduardo Salvio no lograban sincronizar el control de Iván Perisic por el sector derecho de la defensa argentina.
Pero bastó que Mascherano le pegara un par de gritos a Mercado para que esa falla se ajustara y entonces Argentina no iba a pasar mayores sobresaltos por el resto de la etapa inicial, creando por contrapartida, aunque más por empuje que por juego, porque esa era la característica del conjunto albiceleste, una inmejorable situación de gol que Enzo Pérez desperdició con el arco vacío, rematando de zurda contra el palo derecho.
El partido se fue cerrando con el transcurrir de los minutos y ya los arcos les iban quedando cada vez más lejos a los dos, porque Argentina solamente tenía en Sergio Aguero una luz roja encendida para la defensa croata, mientras que Mario Madzukic no encontraba nunca su espacio en los metros finales de la cancha. Y Dybala seguía mirando desde el banco.
La segunda mitad arrancó con características similares y en el ida y vuelta Argentina fue perdiendo presencia, con lucha consta que comía piernas y las divididas cada vez quedaban más en los pies de los croatas, que empezaban a apropiarse de la pelota con mayor asiduidad.
Sin embargo, tuvo que registrase un error grave con los pies de Wilfredo Caballero para que Croacia abriera el marcador con un soberbio derechazo sobre el cuerpo del arquero, luego de una cesión hacia atrás de Mercado.
El tanto marcó el rumbo posterior del encuentro, porque inmediatamente Sampaoli sacó a Aguero para ubicar en su lugar a Gonzalo Higuaín. Y acto seguido fue Cristian Pavón a la cancha para intentar perforar por la derecha. Dybala seguía en el banco.
Un atisbo de recuperación se evidenció con las variantes, pero más por el espíritu combativo que por el juego en sí, ya que nunca pudo Argentina generar una situación clara para empatar.
Hasta que a los 22 minutos Sampaoli por fin se dio cuenta y lo incluyó a Dybala por Enzo Pérez, tan lento e impreciso como en sus últimos tiempos en River. “Tarde piaste” le hubiesen dicho sus coterráneos a Sampaoli en su Casilda natal. Un par de pinceladas del cordobés, sin embargo, parecían querer cambiarle la cara a Argentina.
Pero de golpe el equipo se desmoronó físicamente, y el único que seguía corriendo era el más veterano, Mascherano, el que como marca su historia, terminó sacando la cara por su equipo en la derrota.
Porque fue derrota nomás, cuando a 10 minutos del final Modric hizo relucir toda su calidad para clavar abajo y a la izquierda de Caballero un derechazo lleno de precisión.
Y después, cuando ya no quedaba nada y Diego Maradona estaba derrumbado en su palco sin saber que decir, los croatas hicieron una jugada de “papi fútbol” en la propia área chica argentina para que el amigo y compañero de Messi, Ivan Rakitic, sellara un 3 a 0 lapidario, condenatorio, con fuerte sabor a fin de ciclo. El final fue todo lo triste y doloroso que puede ser un final anunciado, con un cántico de la parcialidad argentina duramente calificador: “Sampaoli botón, Sampaoli botón…”. Y final. (Agencia Télam)