Las Noticias Falsas (fake news) pasan de Facebook a WhatsApp
Los flujos migratorios de la desinformación cambian de rumbo. Si Twitter y, en especial, Facebook han sido la catapulta de mensajes de odio y falsedades durante mucho tiempo. Lo han sido por culpa de su benévolo tratamiento hacia los mensajes que los usuarios promueven. Pero WhatsApp ha empezado a tomar ahora el testigo de las «fake news».
Cada vez más, la aplicación de mensajería se utiliza para mover y propagar enlaces a noticias y contenidos informativos. El entorno, más privado y aparentemente controlado que las redes sociales, invitan a los usuarios a dejar plasmada sus manifestaciones al respecto. La era de lo políticamente correcto se ha impregnado en la sociedad. Y es el caldo de cultivo para que los ciudadanos opten por resguardarse en servicios digitales privados para dar su opinión al respecto.
Este escenario lo ha aprovechado WhatsApp. Una «app» que alberga en estos momentos más de 1.500 millones de usuarios. Según un estudio elaborado por Instituto Reuters de la Universidad de Oxford, el nivel de popularidad global de Facebook desde 2015 hasta hoy no ha cambiado, «pero su uso para las noticias ha disminuido». El informe pone de manifiesto que «los consumidores de todo el mundo están leyendo menos noticias en Facebook y recurriendo cada vez más a WhatsApp para compartir y debatir noticias».
Pese a todo, el estudio ha sido incapaz de extraer datos concretos sobre el impacto de las «fake news» en la aplicación, propiedad de Facebook, por cierto, con lo que todo queda en casa. Los investigadores se centran más en una percepción y la detección de los nuevos hábitos de los usuario. De hecho, la configuración de privacidad de WhatsApp dificulta la posibilidad de determinar la magnitud de la información falsa.
La propia naturaleza de WhatsApp permite a los usuarios enviar mensajes, compartir enlaces, subir imágenes y videos a otros usuarios. A diferencia de Facebook, Twitter e Instagram, no cuenta con un algoritmo que decide qué contenido se debe mostrar, con lo que ello reduce las posibilidades de que compañías externas malintencionadas compren anuncios políticos.
Las «fake news» se han empezado a compartir en su plataforma sin control, y su solución es difícil. Más que nada porque en el momento en el que una persona publica un enlace con contenido falso por regla general eso da pie a un reguero de opiniones que alimentan el rumor.