Cómo se creó el modelo estadístico de la UBA para calcular el ganador del Mundial
Las ciencias duras se meten en la cancha para demostrar, una vez más, que las matemáticas están lejos de ser inútiles o aburridas. Un grupo de tesistas y profesores de la UBA creó la plataforma 301060 para derribar mitos y darle una mirada empírica a la pasión de millones de argentinos. En el sitio se pueden ver cientos de simulaciones de cómo serán los resultados en el Mundial de Rusia , pero los más ansiosos sólo queremos saber dos cosas: quién puede ganar el mundial y qué chances tiene Argentina.
“Esta plataforma es un desarrollo de investigadores y tesistas del Instituto del Cálculo (UBA-CONICET), que se encuentra en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. La idea original surgió del sitio 851.cl, un proyecto con el mismo espíritu, llevado adelante para las últimas 2 Copas América por científicos de la Universidad de Chile y de Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) de Chile”, explica Guillermo Durán, director del Instituto del Cálculo y encargado del proyecto 301060.
La idea principal del modelo es calcular una fuerza de ataque y fuerza de defensa para cada equipo. Para esto se utilizan los partidos ya jugados de cada selección. “Tomamos todos los partidos a partir del Mundial 2010 (incluido) y agregamos algunos anteriores para las selecciones que no llegaban a los 100 juegos en estos 8 años. Se toman en cuenta muchos factores y no todos los partidos se consideran de la misma importancia; por ejemplo, se le da más importancia a los resultados más recientes (si viene en subida tiene más chances que uno que viene cayendo), a la importancia de la competencia y a la localía, no así a la formación del contrincante.”
Calcular una y otra vez
De los cálculos surge que Brasil, con el 20,29%, lidera el ranking de probabilidades, y la historia acompaña a las matemáticas, ya que el gigante americano iría por su sexto título. En segundo lugar llega España, con 15,38% de las probabilidades de gritar campeón. El tercer lugar sería para el último campeón, Alemania, con 12,43%.
Y entonces aparece la Argentina, en el cuarto lugar de probabilidad de alzar la copa con un 8,79% de chances. En el sitio creado en Exactas se puede desagregar ronda por ronda para ilusionarse con el avance paso a paso. Allí se ve que se pasaría la primera fase con un 86,85% de chances (es decir, la probabilidad es muy alta); luego, tenemos un 55% de probabilidades de estar en cuartos, 31,23% de disputar la semifinal y un 16,85% de probabilidades de llegar al partido más deseado.
El simulador del videojuego FIFA 18 (que busca reflejar, en pantalla, las características y habilidades de los diferentes jugadores y planteles) calcula que será Francia el campeón del mundo este año.
¿Cómo se predice el resultado de un Mundial con un cálculo matemático? Se simulan todos los partidos de la fase de grupos. Una vez terminado esto, quedan definidas las llaves, donde nuevamente simulan estos partidos, para obtener los que pasan a cuartos y así sucesivamente hasta obtener el campeón. Para calcular las probabilidades de que la Argentina gane el Mundial, simularon el torneo 1 millón de veces y se guardó hasta qué instancia llegó cada equipo. Luego sumaron las veces que la Argentina llegó a la final y se dividió por la cantidad de simulaciones del torneo. Por eso la describen como una “probabilidad empírica”, explica Saveli Vassiliev, reciente doctorando del Instituto del Cálculo y actual profesor en el instituto.
¿Qué tanto se asemejan los resultados propuestos a los de las casas de apuestas? “Si mirás las más famosas, lo que te surge a partir de lo que se apuesta por la Argentina es que nuestra probabilidad de salir campeón es 8,76%, mientras que para nuestro modelo es 8,79%. La coincidencia es sorprendente, el conocimiento popular (las casas de apuesta) en el caso de la Argentina dan lo mismo que reflejan los modelos basados en la historia reciente”, comenta Iván Monardo, uno de los alumnos protagonistas del desarrollo del modelo matemático y tesista en Exactas de la UBA.
Fuente: La Nación