Lamas: "Hay que cortar las ramas y que crezcan con más impulso"
Es un desfile de estrellas del básquetbol y algo más. En el lobby del Meliá Castilla, hotel oficial en esta sede, puede verse a Peja Mijatovic, ex director deportivo de Real Madrid, conversando con su compatriota Dejan Bodiroga, presidente de la Federación de básquetbol de Serbia. Pasa Oscar Schmidt, brasileño que es máximo anotador en la historia de los Mundiales y de los Juegos Olímpicos. Lo mira a Rubén Magnano dando entrevistas y suelta sin dudarlo: “No hizo nada por la selección. El mérito de esto es de los jugadores”. Nunca lo quiso al cordobés.
Julio Lamas , en una “minicumbre” de técnicos argentinos, habla con Sergio Hernández y Néstor García. De nuestra realidad, de la derrota con Brasil y de lo que se viene. No sabe si le consiguen pasajes para volver a Buenos Aires todavía [finalmente así fue]. Pide tiempo para ir a armar las valijas, por las dudas, y luego baja para conversar.
-¿Qué le faltó a la selección?
-Juego de equipo constante. Valoro y respeto a los jugadores. Veo capacidad. A partir de ahí, busco el funcionamiento. Con mayor circulación de pelota, podríamos haber jugado un escalón más arriba.
-La irregularidad fue más allá de los jóvenes.
-Los jóvenes tuvieron un torneo aprobado. Los dos bases [Campazzo y Laprovittola], Safar, Mata y Delía el poco tiempo que estuvo. Podríamos haber llegado un poco más alto, pero no llegamos a 9 o 10 puntos. Lo hicimos a 6, 7 u 8. Con eso en otra época alcanzaba, ahora no.
-¿Cuándo creés que los argentinos podrán volver a jugar en Europa?
-Campazzo está viniendo a un lugar importante [Real Madrid]. Laprovittola, Delía, Bortolin y Galizzi lo pueden intentar. Es decisivo. Campazzo va a jugar la Euroliga y tendrá todos los días un partido como Argentina-Grecia. Dentro de dos años, será otro jugador. Ése fue uno de los grandes puntos de fortaleza de nuestro equipo durante 10 o 12 años.
-¿Cómo fue la experiencia para ellos?
-Buenísima. Trajimos a seis jugadores por primera vez a una competencia mundial. Hay cosas que tienen que ver con la talla, con lo físico, con el ritmo de partido… Experimentarlo no tiene nada que ver con que te lo cuenten o verlo por tele.
-En otros torneos, España y EE.UU., estaban en un nivel y luego venía la Argentina con otros países. ¿Hoy ya no es así?
-Así fue en Londres. Ahora se los ve igualados a España y a EE.UU., luego viene ese segundo escalón con Brasil y otros, y nosotros caímos al tercer nivel. Hay que cortar las ramas y que crezcan otra vez con más impulso.
-¿Seguís pensando que fue tu último partido en la selección?
-Sí. Hoy [por ayer] Federico Susbielles [el interventor de la CABB] me pidió que conversemos en Buenos Aires. Mi contrato terminó. No estoy renunciando. No tengo oferta de renovación. Con todo lo que pasó, no es momento de pensar en intereses individuales. No me gusta amarrarme a un sillón. La CABB tiene que elegir su proyecto en libertad. En el momento que Ricardo Siri era el presidente, había condiciones de trabajo abandonadas totalmente. Me dijo que no tenían los recursos para contratarme, que arregle con un club. Y lo hice [N. de la R.: con Obras]. Todo hacía pensar que era una etapa terminada. Veremos lo que sucede.
-¿Fueron cuatro años desgastantes?
-En lo deportivo no. Hubo un proceso de condiciones de trabajo y político desgastantes para mí como entrenador.
-¿Cuánto afectó eso al equipo?
-No lo quiero utilizar como excusa. Sí te digo que el último año fue muy agotador.
-¿Tenés algo para agregar sobre el final de la Generación Dorada?
-Hay tanto cariño y recuerdos inolvidables que se mezclan los sentimientos. A veces se deja de lado la razón. Pero a partir del Pre Mundial del año pasado en Caracas está más que claro que es una etapa nueva. Es ley de vida. Los jugadores de los que hablamos van a tener 36, 37 y 38 años. No se les puede pedir más de lo que ya hicieron. Por supuesto que puede haber lugar para algún jugador nacido en los 80, pero la selección necesita jugadores nacidos en los 90.
Fuente: Canchallena.com
