viernes, noviembre 22, 2024
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Los cinco accidentes domésticos más frecuentes

Los pequeños aprenden jugando, son traviesos, curiosos, les gusta investigar y no son conscientes de lo riesgosas que pueden resultar algunas de sus aventuras en la casa. Es importante estar preparado y saber cómo actuar si los niños sufren alguno de los siguientes accidentes domésticos.

Golpes en la cabeza. Son frecuentes durante la infancia, en especial en niños pequeños, ya que sus cabezas son más grandes y pesadas que la de los chicos mayores. Existen distintos grados de traumatismo, desde leve (habitualmente llamado “chichón”) que consiste en un hematoma superficial, hasta grave, donde un coágulo puede comprimir el cerebro. Es importante saber diferenciarlo, para eso se debe prestar atención a los siguientes síntomas:

– Hemorragia en alguna parte de la cabeza.

– Pérdida de la conciencia. La cual puede suceder algunos segundos tras el golpe, hasta varios días post golpe. Es por ello que resulta tranquilizador escuchar el llanto una vez ocurrido el golpe.

– Signos de confusión o de pérdida de la memoria: el niño debe ser capaz de saber dónde se encuentra y recordar el incidente, aunque esté asustado por el golpe recibido.

– Palidez, sudoración.

– Cefalea intensa.

– Náuseas o vómitos recurrentes.

– Pérdida del control de esfínteres (orina o materia fecal), en niños que ya lo controlaban.

– Convulsión.

– Somnolencia fuera de lo normal o debilidad.

– Pupilas de diferente tamaño. Observar si son redondas, iguales y del mismo tamaño.

– Abombamiento de la fontanela en el lactante.

– Goteo de sangre o líquido transparente por la nariz o la oreja.

En el caso que el niño presente alguno de estos signos se debe llamar de inmediato a emergencias.

Si no se observan ninguno, se aconseja observar al pequeño durante las primeras 6 horas para detectar cualquier cambio que pudiera producirse y estar atento en los días subsiguientes.

Respecto a los traumatismos de cráneo hay ciertos mitos. El más popular es que no hay que dejar dormir al niño que lo tuvo. El sueño no empeora la evolución; lo único que hace es impedir detectar cambios de conducta o de nivel de conciencia.

Si no hay signos de daño cerebral como los descriptos anteriormente y es el horario de sueño habitual, se aconseja dejarlo dormir. En cambio, si no es la hora en la que se suele acostar y el niño actúa normalmente pero tiene sueño, hay que dejarlo que descanse hasta dos horas seguidas. Luego levantarlo y controlar que se despierte de manera normal. Si no fuese así, se debe llamar inmediatamente al número de urgencias.

Lesiones orales. La boca es una zona con muchos vasos sanguíneos, por lo que cualquier lesión puede ocasionar una hemorragia. En general, se trata de cortes en los labios, en la lengua, que ceden con la compresión de apósitos en la zona. Pueden ser de mayor gravedad si el sangrado obstruye la vía aérea y dificulta la respiración. Para ello se deben seguir las siguientes recomendaciones:

– Enjuagar la boca del niño.

– Examinarlo cuidadosamente tratando de identificar el origen del sangrado.

– Comprimir la zona con un apósito, gasa o paño limpio.

– Aplicar hielo o una bolsa con gel congelado envueltos en un paño en caso que se presente hinchazón. Se puede reemplazar por un helado de agua en palito.

– Si no se identifica el sitio del corte y la hemorragia no se detiene o hay dificultad en la respiración, llamar inmediatamente a emergencias.

– Si las lesiones se extienden a lo largo de los labios o comprometen el borde de la lengua deben ser examinadas por un médico ya que pueden requerir puntos de sutura.

Golpes en los dientes. Cuando el golpe ocasiona la caída de una pieza dental temporaria o de leche, se debe recibir primeros auxilios en los casos que haya una lesión en la encía. No requiere una reimplantación del diente pero es aconsejable consultar a un odontólogo para conservar el espacio y asegurarse la correcta erupción del diente definitivo.

La pérdida de un diente permanente debe considerarse una emergencia odontológica que requiere primeros auxilios en forma inmediata ya que la pieza debe ser reimplantada. ¿Qué debe hacerse en ese caso?

– En primer lugar colocar al niño con la cabeza ligeramente hacia adelante, de manera que no aspire sangre.

– Si hay hemorragia,  se debe realizar una  leve presión sobre la encía.

–  En el caso de no encontrar el diente permanente es muy importante que el niño sea examinado por un odontólogo lo antes posible.

– Si se encuentra y está sucio, enjuagarlo con agua sin frotarlo. Nunca tomarlo por la raíz. Luego colocar con suavidad el diente en el hueco de la encía donde estaba implantado. En  caso de no ser esto posible, por falta de colaboración, transportar la pieza dental al odontólogo en algunos de estos medios: saliva (dentro de la boca) de la persona acompañante, entre la parte interna de los labios y la cara de los dientes, en un vaso con leche o en suero fisiológico. Es de suma importancia que la raíz del diente permanezca humedecida.

Es importante que el niño sea examinado por un odontólogo dentro de la hora posterior a la pérdida dentaría.

Herdidas cortantes. Los cortes habituales en niños son aquellos que se producen por un cuchillo o un vaso de vidrio. Este tipo de lesiones suelen sangrar muy poco y su principal inconveniente son las infecciones. Es importante lavarse las manos y protegerlas con guantes o toallas de cualquier material para ejercer presión sobre la herida. Luego de presionar con la punta de los dedos, la hemorragia debería detenerse. A continuación se debe lavar la herida con jabón. Se puede aplicar un antiséptico tipo iodopovidona o clorhexidina y colocar sobre la herida un apósito o un vendaje para ejercer cierta presión y  detener la hemorragia.

Los apósitos con cubierta plástica pueden tener riesgo de atragantamiento en niños menores de tres años, por lo que se recomienda el uso de apósitos de telas y vendas.

Se debe tener en cuenta que los cortes que presenten una separación de más de 1,25 cm posiblemente requieran de sutura. En estos casos es preciso la consulta a un profesional.

Intoxicaciones. Parte de la curiosidad y la exploración de los niños consiste en llevarse cosas a su boca que pueden tener cierta toxicidad. En los casos que el pequeño haya ingerido un producto tóxico es recomendable seguir los siguientes pasos:

– Determinar si está consciente.

– En caso que no lo esté, comprobar al menos durante 5 segundos si el pequeño respira.

– Si no respira o lo hace en forma agónica, las respiraciones parecen forzadas o son muy débiles y lentas se deben iniciar maniobras de RCP.

– Si el niño está consciente, permanecer tranquilo mientras se reúne está información sobre su edad, peso, qué sustancia ingirió (ayuda tener el envase del tóxico para saber el nombre del producto registrado, genérico o químico) y la cantidad consumida, contar el número de comprimidos que faltan o medir el volumen restante en caso de que sea un jarabe. Es preferible sobrevalorar que infravalorar. Además determinar cuándo fue la ingestión del tóxico y el estado en que se encuentra el niño. Es importante detallar los síntomas que presenta tras la ingestión del tóxico.

– No se debe provocar el vómito ni administrar leche o aceite.

– Llamar al centro de toxicología y seguir atentamente las instrucciones del centro de toxicología.

 *La doctora Mariela Ghiggi es coordinadora de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos  de la Clínica Olivos (MN. 90166).Más información en Manual de Primeros Auxilios Infantiles para padres y Cuidadores www.emergenciasinfantiles.com

Fuente: Docsalud

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