Alternativas para mantenerte despierto sin café
La primera, y la más obvia, es la siesta.
Un descanso de entre 15 y 25 minutos, lejos de la hora de dormir, ayuda a recargar energías para poder continuar con las tareas del día. Eso sí, no debe ser muy largo, ya que nos conduce a un aturdimiento posterior, gracias a la activación de la “inercia del sueño”. Si después de almorzar pudiéramos recostarnos un rato, mejoraríamos nuestra atención y el funcionamiento de nuestra memoria.
Otra recomendación es beber agua. ¿Sabías que una leve pérdida de agua en el cuerpo puede provocar cansancio y confusión? Esto se debe a que hasta el 60% de nuestro cuerpo está compuesto por líquido, que no solo lubrica las articulaciones y elimina desechos sino que también transporta nutrientes como el oxígeno y los carbohidratos que comemos.
Si todo esto no es suficiente, podemos acercarnos al kiosco más cercano y comprar unos chicles. Masticar consiste en una actividad refleja, que activa la mente y sostiene la atención. Por lo tanto, podría reducir la somnolencia diurna, ya que el movimiento aumentaría la circulación y, al activar ciertas partes del cerebro, mejora la capacidad de concentración.
También podemos salir a dar una vuelta. La luz solar activa el hipotálamo, encargado de controlar los ritmos circadianos (que regulan el sueño y la vigilia). Por lo tanto, si nos sentimos somnolientos, un pequeño paseo, o algo de ejercicio al aire libre, nos hará incrementar nuestro estado de alerta y rendimiento.
Apartar la vista de la pantalla, aunque sea unos momentos, es una gran idea para no dormirnos sobre el escritorio. Mirar a un punto fijo durante mucho tiempo puede tener múltiples consecuencias: problemas en la vista (como irritación, sequedad ocular, fatiga o vista borrosa o doble), dolores de cabeza y de cuello, entre otras. Y esto conduce a que sea más fácil distraernos. Algunos tips para evitarlo pueden ser parpadear con frecuencia, reducir el brillo de la pantalla, corregir la postura o mirar a un objeto que esté más lejos que el monitor cada 20 minutos.
La comida también tiene un rol relevante en esta cuestión. Por un lado, es importante comer lo necesario: ni más, porque un exceso puede provocarnos pesadez debido a la dificultad en la digestión, ni menos, porque podría provocarnos un bajón de azúcar en sangre y, por ende, aletargarnos. Además, comer frugalmente puede repercutir en nuestra atención. Algunas cosas a sumar son: huevos, palta, apio, zanahorias, espinacas y lentejas.
Respirar profundamente es una excelente estrategia para oxigenar el cuerpo, aumentando los niveles de energía y colaborando en la relajación. Adicionalmente, reduce los niveles de estrés y ansiedad, que repercute positivamente en nuestro sistema inmunológico.
Por último, la música es una compañía imprescindible para estar presentes. Más allá de entretenernos, nos ayuda a liberar dopamina, serotonina y oxitocina, todos químicos que le provocan una satisfacción a nuestro cerebro. Como puede verse, la ciencia dispone de múltiples estrategias que ayuden a nuestro cerebro a mantenerse despierto, sin necesidad de recurrir a la cafeína como único remedio para no dormirnos.
Fuente: TN