viernes, noviembre 22, 2024
Espectáculos

Roger Waters agrega una fecha en Argentina y brilla en el inicio de su gira europea

 

Ya agotados los tickets para el 6 de noviembre, hoy se confirmó oficialmente una segunda función para el 9 del mismo mes, también en el Estadio Único de La Plata. Las entradas para la nueva fecha se venden en Ticketek.

El tramo europeo del Us + Them Tour empezó el fin de semana pasado en el tímido comienzo de primavera barcelonés. En un año en el que músicos como Elton John y Paul Simon anunciaron su despedida de los escenarios, Roger Waters diseñó un concierto que es una experiencia inmersiva, un viaje en el tiempo y una línea punteada hacia un futuro incierto. ¿Se trata, también, del cierre de su larga trayectoria sobre los escenarios del mundo? De ninguna manera, pero si mañana decidiera dejar de tocar este show sería fácilmente releído como la síntesis de su legado, la matriz de una obra de proporciones inmensas que casi siempre empaquetó con el nombre de Pink Floyd.

Curioso el caso de Waters y los Floyd. Sus ambiciones -y obsesiones- casi siempre orbitaron alrededor de la banda-faro, estando o no en ella. Y algo similar le sucedió y le sucede a los otros exintegrantes. Días atrás, el baterista Nick Mason anunció que saldrá de gira con una nueva banda y un repertorio que se basará en los primeros dos discos de Pink Floyd: The Piper at the Gates of Dawn y A Saucerful of Secrets. En el caso del Us + Them Tour (gira que hace honor a una canción de The Dark Side of the Moon), los discos seleccionados por el bajista son el mencionado The Dark Side of The Moon, Wish You Were Here, Animals y The Wall. Es decir, sus fructíferos años 70. Además, un triángulo de canciones de su primer álbum de estudio (de rock) en dos décadas y media, el reciente Is This the Life We Really Want?, que aparecen en escena juntos, como parte del único segmento “extra” Floyd: “Déjà Vu”, “The Last Refugee” y “Picture That”.

Ese hombre flaco que siempre viste de negro y porta una sonrisa tibia parece haber encontrado la fórmula de la eterna juventud. En escena, su presencia es leve y, por momentos, hasta roza lo invisible. La escenografía, las luces y el impactante sonido “conspiran” contra el clásico show de rock, contra la veneración todoterreno. Como en The Wall, por momentos estamos en presencia de un enorme musical; por otros, simplemente de una genial locura que puede tener absortos e inmersos en ella a las 17 mil personas que colman la capacidad del imponente Palau San Jordi, un coqueto estadio del tipo arena, construido para los Juegos Olímpicos de 1992 y que se encuentra en lo alto de Montjuic.

 

El show comienza antes de que comience el show. Y no se trata de un juego de palabras. Mientras se sientan los que esperaron pacientemente a ser atendidos en algunos de los numerosos puestos en los que se venden a paso veloz cervezas y bocadillos (sandwiches), en la enorme pantalla ubicada como telón de fondo se proyecta una imagen inquietante. Un paisaje de playa, un mar calmo y alguien de espaldas al público observando el horizonte. Las olas impactan con fuerza en nuestros oídos; las gaviotas también. Ese sonido “nivel IMAX” está llamado a ser uno de los grandes protagonistas de la noche.

Con solvencia, con aplomo y con un protagonismo medido, la banda que acompaña a Waters emula el sonido de Pink Floyd. Sin artificios, sin nuevas interpretaciones, las versiones son aquellas que están en los discos. Y en nuestra memoria. El del Us + Them Tour es un show para un público amplio. Para los viejos fans de la banda, que se emocionarán de principio a fin no solo con las canciones, sino con lo guiños sonoros y visuales que visten el concierto; y también lo es para los más jóvenes, aquellos que intentarán, en una sola noche, absorber una porción importante de la historia del rock.

Suena “Speak to Me” de fondo mientras los gladiadores se preparan para salir a escena. Una vez en ella, arremeten con “Breathe” y “One of This Days”. Un comienzo sobrio y hasta tímido, que, a partir de “Time” subirá la temperatura hasta explotar en mil pedazos con “Another Brick in the Wall Part 2” y “Another Brick in the Wall Part 3”, en lo que será el cierre de la primera parte del show. Como ya lo hiciera en la gira de The Wall, Waters y la banda son acompañados en “Another Brick…” por 12 chicos. Visten mamelucos naranjas y en su pecho portan el número que los identifica como presos de un sistema escolar opresivo y perimido. ¿Algo ha cambiado en estos 40 años?

EL segundo capítulo está signado por una serie de pantallas que emulan el muro de The Wall. Por allí desfilarán tragedias, pensamientos y el personaje elegido por Roger Waters para embestir con furia contra él: el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Trump como Hitler. Trump con cara de cerdo. Trump como idea de todo lo que está mal.

Mientras el “chanchito valiente” que lleva cuatro décadas volando pasa por nuestras cabezas, y las chimeneas de la central eléctrica de Battersea (Londres) aún lucen humeantes, encontramos la respuesta a la vigencia de tamaño repertorio: son canciones que erizan el alma, y como tales tienen el poder de pasar de un siglo a otro aún más jóvenes y brillantes que su progenitor. (LN)

 

 

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