lunes, noviembre 25, 2024
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Hallan una de las puertas del infierno en Turquía

 

Desde tiempos inmemorables se han contado increíbles historias sobre la supuesta existencia de puertas que conducen al mismísimo infierno. De hecho, algunas de estas fabulosas hazañas pasaron a formar parte de la mitología griega.

Según publicó la revista Science, un grupo de arqueólogos pudo perfilar el lugar de una de las bien llamadas puertas del infierno. La misma se encuentra en Turquía, allí hay un templo que desciende hasta una gruta donde, en la antigüedad, los animales eran sacrificados sin intervención de la mano del hombre.

Junto a las ruinas del Plutonium, el templo a Plutón, dios romano del inframundo, los pájaros que se atreven a acercarse caen muertos. Esto se debe a que en ese lugar, hay una gruta de la que emana dióxido de carbono volcánico en concentraciones mortales.

De acuerdo a lo publicado por el medio ABC en español, en los tiempos de Roma los sacerdotes utilizaban esas emanaciones para dejar que toros y otros animales cayeran muertos milagrosamente, sin intervención humana, dedicados a las deidades ctónicas.

Los animales, que estaban completamente sanos, morían rápidamente. Sin embargo los sacerdotes que los acompañaban no sufrían daño alguno.

Los arqueólogos parecen haber encontrado una respuesta a este interrogante. El patio rectangular se situaba en el perímetro del templo y estaba rodeado de gradas para que los fieles se sentaran a contemplar la sagrada escena.

La grieta junto al templo emite grandes cantidades de dióxido carbónico de origen volcánico que se acumula como una neblina en el cerco rectangular. Durante el día, el sol disuelve la neblina, pero durante la noche el gas, algo más pesado que el aire, queda concentrado en el rectángulo como en una piscina.

A medio metro del suelo su concentración es del 35 por ciento, suficiente para asfixiar a cualquier ser vivo. Pero dicha concentración disminuye intensamente al aumentar la altura. Así que los sacerdotes que conducían a los toros respiraban aire casi puro, mientras los animales se ahogaban en cuanto pisaban el recinto.

Es decir que el “aliento del Can Cerbero”, guardián de la puerta del infierno solo afectaba a los animales que respiraban cerca del suelo. Si bien, el fenómeno tiene una clara explicación científica, se puede afirmar que allí, efectivamente se encuentra una de las puertas del infierno.

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