Macri admitió que “hoy dependemos del endeudamiento externo”
“Hay un aumento preocupante de la deuda de muchos países y debemos estar atentos”, aseguró este martes en Davos la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde. Uno de los países aludidos es la Argentina que en 2017 tomó uno de cada cinco dólares emitidos de deuda a nivel global. En otros palabras, por sí sola la Argentina tomó el 20% de la nueva deuda contraída el año pasado en todo el mundo.
A 2.585 kilómetros de distancia de allí, en Moscú el presidente Mauricio Macri pareció justificarse ante Lagarde y demostró la debilidad y limitaciones del modelo que impulsa desde su desembarco en la Casa Rosada en diciembre de 2015. En una entrevista brindada en exclusiva a Russia Today Macri admitió: “Hoy dependemos del crédito externo”.
Consultado sobre el vertiginoso aumento de la deuda externa argentina Macri aseguró que desde su gobierno decidieron “que esta transición se haga de forma gradual para poder contener a todos los argentinos y darles la oportunidad de poder reinsertarse en otras tareas, en otros trabajos”.
Y admitió que desde distintos sectores le exigen un ajuste aún más profundo: “Las políticas de shock en el pasado no han funcionado. Muchos me critican porque no hemos hecho ajustes como la Argentina necesitaba”.
“Creemos que los argentinos no estaban listos, ni lo podían asumir. Apostamos a hacerlo de forma gradual. Ahora hemos acordado con los gobernadores un pacto fiscal para reducir a cero el déficit fiscal. Para tener un país fuerte, una economía firme que no dependa del crédito externo. Hoy dependemos del crédito externo” reconoció.
En los dos primeros años de gestión de Macri las emisiones de deuda en moneda local y extranjera totalizaron 121.588 millones de dólares y para este año está estimada una colocación neta por otros 30 mil millones.
La dependencia del crédito externo pone en un estado de extrema vulnerabilidad al modelo económico de Macri. Apenas un suba en las tasas de interés de los Estados Unidos, algo para nada fuera de lo esperable, alcanzaría para asestar un fuerte golpe a las finanzas locales. Se encarecerían las futuras emisiones o las eventuales renovación de vencimientos ante una menor liquidez global.
Además la mayor parte de la deuda contarída estuvo destinada a financiar la fuga de capitales. Según el último informe del Observatorio de la Deuda Externa de la UMET, 84 de cada 100 dólares de deuda contraída fueron destinados para abastecer la fuga de capitales, financiar la remisión de utilidades y dividendos de multinacionales y no como inversión extranjera directa.
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