viernes, noviembre 22, 2024
Espectáculos

El drama de Santiago Almeyda: “Todavía hoy sigo llorando a mi hermana, es una marca que va a estar siempre”

 

Estaba en su casa, en un día como cualquier otro. Igual que el anterior, cuando estuvo visitando a Valeria, su única hermana. Y entonces, Santiago Almeyda recibió un llamado telefónico que vendría a modificar para siempre esos dos días: los haría únicos, singulares, trágicos… Porque ese 2 de noviembre de 2012, Valeria decidió terminar con su vida.

“Me llamó una amiga de mi hermana para contarme, y fue terrible. Me cambió la vida para siempre. Fue tremendo”, recuerda ahora Santiago, hablando por primera vez de ese “masazo”. Sucede que llegó el momento “de romper el silencio”, de hacer público tanto dolor ; así lo entiende. Y aunque “con el tiempo uno va digiriendo y procesando el dolor”, “la marca va a estar siempre”.

 

En aquella última visita -algo habitual- Almeyda “la había visto bien” a Valeria. Pero era circunstancial. Lo sabía. “Ella tenía problemas de depresión y estaba en tratamiento. Estábamos siempre a su lado. Evidentemente, cuando uno está así de deprimido la ayuda nunca alcanza. Yo estaba en contacto con ella. Es inentendible”.

A partir de ese llamado telefónico, los pensamientos y las emociones de Santiago se alborotaron. Todo se tornó confuso. “¿En qué me quedé pensando? En que ella no estaba bien… Quizás esté bien ahora. Soy creyente, súper religioso y no me enojé con Dios. En su momento, obvio que puteé en caliente. Decís: ‘La puta madre, qué mierda pasó’. Después va pasando el tiempo y hoy la puedo recordar con más alegría”.

En 2001, teniendo 22 años, Almeyda había participado de Gran Hermano. Allí se topó con la fama y también con el amor: en la Casa conoció a Natalia Fava, con quien se casaría tres años después. Pese a “varias” crisis, siguen juntos. Natalia lo ayudó a enfrentar el desconsuelo por la partida de Valeria. ¿Y los amigos del medio? No tanto… Porque “son contados con los dedos de una mano” los que se preocuparon por él: Gustavo Conti (a quien también conoció en GH), Florencia De La Ve y Gladys Florimonte. “Muy poca gente se acercó -lamenta Santiago-. Me di cuenta de que tenía muy poca gente dispuesta a visitarme o pegarme un llamado”.

 

¿Y entonces? “Me la banqué solito”, dice quien rechazó la ayuda de un psicólogo. Sucede que jamás hizo terapia, ni siquiera cuando estuvo en Gran Hermano: a diferencia de sus ex compañeros nunca consultó al especialista que estaba a su disposición en el reality. Y pese a que ya tenía cerrado un contrato para hacer temporada en el verano de 2013, luego de la muerte de su hermana se alejó del medio. No lo decidió; estuvo obligado. “Mi cabeza está en otro lado, con mi hermana”, aclara.

Ahora, busca dar vuelta una página que querría arrancar por completo. Porque mientras busca retomar su carrera en el espectáculo -ya dio dos recitales con su banda de cumbia pop, Pura fiesta-, Almeyda “reflotó” todo lo que sucedió con Valeria a partir del suicidio de Rocío Gancedo, también ex participante de Gran Hermano. “Vi que Rocío estaba sola y angustiada. Conozco los síntomas de la enfermedad, sé de qué va la depresión por mi hermana y cómo es el tratamiento. Me tocó muy de cerca (lo de Rocío). Aún sin conocerla, me dio muchísima pena”.

El tiempo pasó. Ya cinco años. Pero… “Todavía hoy sigo llorando a mi hermana. Me permito llorar. Y no me da vergüenza decirlo”. Porque para Santiago Almeyda ese 2 de noviembre de 2012 siempre será hoy. Y ya ningún otro día será uno más. (Infobae)

 

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