Relatos salvajes: Historias de violencia de gente común
El jueves 14 se estrena esta película de Damián Szifron, que fue ovacionada en el último Festival de Cannes. Son seis narraciones sobre situaciones violentas. Cuatro de ellas las protagonizan Ricardo Darín, Oscar Martínez, Darío Grandinetti y Leonardo Sbaraglia.
Acá, en el patio de un hotel céntrico porteño, no hay conductores enfurecidos, maníacos suicidas o millonarios inescrupulosos dispuestos a comprar el silencio de otros corruptos. Acá, entre charlas de fútbol y anécdotas jocosas de filmaciones, se habla de cine, de por qué la ficción tiene un efecto catárquico para ellos -actores- y para los espectadores; hablan de los conflictos y las miserias humanas y de cómo una película puede hacernos reflexionar sobre quién y cómo se ejerce la violencia en una sociedad.
El disparador es Relatos salvajes, la película argentina del año, escrita y dirigida por Damián Szifron, que se estrena el próximo 14. Ellos son los protagonistas masculinos de cuatro de las seis historias que componen el film: Ricardo Darín (57), Leonardo Sbaraglia (44), Darío Grandinetti (55) y Oscar Martinez (64). Qué más decir.
¿Qué expectativas tienen previo al estreno de la película?
Grandinetti : Es una gran película. Está bien dirigida, bien filmada, hay un elenco importante. Hay posibilidades de que el espectador genere empatía con un personaje o con otro, con una historia u otra. Tiene todo para funcionar.
Darín : Sí. Aparte salís de una historia, te metés en la otra y aunque no sabés bien de qué se trata, te engancha enseguida.
¿Qué les generó cuando la vieron terminada, como espectadores?
Martínez : Yo la vi con Ricardo. Tiene una ventaja, que uno no está todo el tiempo, ves cinco historias como espectador virgen. A mi me fascinó, superó mis expectativas. Además, son historias distintas, pero es una unidad. Yo le temía a la disparidad, también. Porque las películas que recuerdo con varias historias, me enganchaba con una, por ahí.
Grandinetti : Eh, pero yo me acuerdo de las italianas tipo Los monstruos, Los nuevos monstruos …
Darín : Pero ahí había cada hijo de p … Gassman, Manfredi, Sordi, Tognazzi. Esta peli tiene un nivel interpretativo elevado. Te sentís orgulloso de todo el equipo. Porque es muy difícil verse a uno mismo (a ellos les debe pasar exactamente lo mismo), siempre te fijás más en lo que podrías haber hecho que en lo que hiciste. Acá, sos un espectador interesado que te permite apreciar el trabajo de los demás. Este tipo consiguió, inconscientemente quizás, que nosotros revaloricemos el trabajo de los otros colegas. Eso te da orgullo.
Martínez : Y en papeles que a priori no son fáciles. Porque todos viven situaciones muy extremas.
Grandinetti : Pero ya desde el guión lo consiguió. Todos dijimos que sí.
¿Desde el guión ya notaban que iba a ser una película importante?
Martínez : Sí. Yo me lo devoré en veinte minutos.
Darín : Y te das cuenta del nivel interpretativo con los personajes secundarios. Cuando ellos están bien atendidos y enfocados, sabés que hay un trabajo minucioso. Hay trabajos sobresalientes.
Martínez : El casting fue brillante.
Szifron dijo que la película podría haberse hecho en cualquier momento de la historia argentina. Pero plantea cuestiones que parecen bien actuales.
Darín : Pero son de hoy y de siempre. Son cosas difíciles de resolver para el ser humano.
Grandinetti : Y no son sólo de acá. Ellos tuvieron la experiencia de verla afuera. La gente se identificaba.
Martínez : Lo que más nos decían en el Festival de Cannes es que era liberadora. Liberadora en el sentido de que los personajes hacen algo que alguna vez quisiste hacer y no lo hiciste porque te reprimís por el costo-beneficio, no te da.
Darín : Eso te lo posibilita la ficción. Es casi terapéutico.
Grandinetti : Por eso estamos menos locos de lo que la gente cree. Porque podemos hacer éstas catarsis.
La película logra una rara mezcla de tensión, durante, y de desahogo, al salir del cine.
Sbaraglia : Es que si bien la gente se ríe y la disfruta, te va cimbronando. Es como un tren que va a alta velocidad y te va sacudiendo los órganos. Te reís porque te liberás o te sentís identificado, pero todo el tiempo te toca una zona bastante visceral.
Darín : Es residual.
Martínez : Y te sorprende.
¿Cómo se inmiscuye el humor en una película así de violenta? ¿Es una manera de incomodar, de sacarlo de registro al espectador?
Martínez : Se desprende solo. No nos hacemos los graciosos.
Sbaraglia : Es muy el lenguaje de Damián (Szifron).
Darín : Se desprende naturalmente de la situación. No es un humor empujado. Sí, pensado.
Martínez : Las situaciones extremas tienen eso. Woody (Allen) dijo: “La comedia es tragedia más tiempo”.
Darín : Claro. Es distancia.
Grandinetti : Lo ingenioso es que el salvaje, en mi cuento, no es ninguno de los personajes que vemos. Ellos han sido salvajes con otro. El salvajismo es del que no está.
Darín : Una de las líneas interesantes de la película es que nosotros estamos acostumbrados a juzgar o a evaluar la violencia en términos físicos y materiales. Y difícilmente viajemos hacia atrás para descubrir dónde está el germen de la violencia. Esa historia es la síntesis de eso. Hay un tipo que fue sometido por diferentes personas, a lo largo del tiempo, a situaciones que fueron intrascendentes o hasta jocosas para ellos. Y sin embargo, en un solo individuo, fueron capas: capa, sobre capa, sobre capa. En ese sentido, es bastante didáctica la película. Porque te obliga a reflexionar: ‘¿Yo estoy contribuyendo a la violencia o no? ¿Tengo las patas metidas en el mismo plato o lo veo desde afuera?’. Te hace ese juego de espejos.
Sin embargo, se genera cierta empatía con las personas que provocan los estallidos violentos de los protagonistas.
Darín : Lo que pasa es que te muestra una lista de víctimas del sistema. Todos son víctimas, porque las cosas funcionan de una forma que no nos deja tranquilos.
Martínez : En Cannes, me llamó la atención que la gente reaccionaba a guiños, cosas chiquitas, no a los grandes trazos de la historia. Un gesto o una palabra que pensaba que era bien nuestra y no la iban cazar … agarraban todo.
Darín : Yo tengo expectativa por ver la reacción del público. La popu. Digo, meterte entre la gente cuando se apague la luz y verla codo a codo.
¿Suelen hacer eso?
Martínez : Yo lo he hecho.
Darín : Yo lo hago. Me gusta más eso que el estreno. Los estrenos están plagados de intereses.
Sbaraglia : Estaría bueno hacerlo con esta película porque es como una montaña rusa. Eso se respira.
¿A todos les ofrecieron su personaje? ¿Alguno pudo elegir?
Sbaraglia : Me parece que de entrada estaba todo cocinado.
Martínez : A mí me dio a elegir entre dos. Y elegí la que hago.
Darín : A mí también. Seguramente son los dos nuestros.
Sbaraglia : A mí me encantó el que me ofrecieron. Podría haber hecho alguno de los personajes de la historia de Oscar. El jardinero es un personaje precioso.
Darín : Ese muchacho está soberbio. Todos los personajes son lindos. Eso es lo que tiene: no escribió huesos.
Ninguno había trabajado con Szifron. ¿Cómo fue la experiencia?
Grandinetti : Fue fácil. Porque es un tipo que se siente seguro, que no tiene miedo a que alguien le cambie algo. Los actores, por lo general, opinamos. Y a veces, no cae bien. En el caso de Damián, ese ida y vuelta se genera con facilidad.
Martínez : Abre el juego.
Darín : Además, es muy fiel a sí mismo. El tipo tiene un plan en la cabeza, lo lleva adelante, y cuanto obstáculo se le cruce, tiene tiempo y paciencia para exigir las tomas que sean necesarias. El tipo vio algo y no está dispuesto a negociarlo.
Martínez : Y el guión está muy respetado. A los actores nos gusta que se nos dirija. En este caso, te avivás a los dos segundos que hay que confiar. Valora mucho al actor. Disfruta como chico con juguete nuevo.
Sbaraglia : A mí me llamó la atención cómo va dirigiendo pensando en lo que quiere provocarle al espectador. Es muy transparente.
Martínez : Quizás por eso, siendo seis historias distintas, es como un fresco, la película. Tiene una arquitectura dramática.
Fuente: Clarin.