domingo, noviembre 24, 2024
Espectáculos

Barbie Vélez: “Rehíce mi vida y estoy enamorada”

 

Lo tenía a flor de piel, como atragantado. Barbie Vélez se negaba a dar el nombre de su flamante novio. Hasta hoy, cuando lo confiesa: es Lucas Rodríguez, hijo de Fabián, quien fue marido de su madre, Nazarena, y murió en marzo de 2014. No tienen ningún vínculo de sangre, pero sí un hermano en común, Thiago. Corrió tinta hablando de esta peculiar relación, aunque ni una palabra salió de sus labios. Más bien les soltó rienda a los rumores que la vincularon con Poroto Cubero o con Patricio Silberman, después, fotos del brazo en Punta del Este incluidas.

–Vivís sola, pero sola no estás. Tu relación con Lucas Rodríguez viene de largo…
–¡No! ¡¿Qué largo…?! Esto es desde hace muy poco.

–A pesar de que no tienen ningún lazo de sangre, para muchos es tu hermanastro.
–Me parece horrible que digan esa palabra. No conviví nunca con él y su hermana Camila cuando mamá y Fabián se casaron. Ni siquiera teníamos mucha relación. Nos veíamos en los cumpleaños de Thiago, nos mandábamos un whatsapp para los nuestros… Pero no compartimos ni unas vacaciones juntos.

–Ok. ¿Pero esto no comenzó con un acercamiento en Carlos Paz, cuando te separaste brevemente de Fede y te vieron con Lucas en Zebra?
–No. Lucas y Camila fueron a visitar a Thiago. Fabián ya no estaba. Y como me había quedado sola, me mudé una semana con mi mamá. En ese momento yo estaba destrozada, lloraba… Lo único que quería era arreglarme con mi ex, lo que sucedió después. Ese día, él (por Fede) flasheó cualquiera y me bloqueó el Twitter, ¡y yo estaba pensando solo en él!

 

–¿Cuándo sentiste que Lucas era algo más?
–Este año, en marzo, me fui de vacaciones a Miami. Justo murió Silvia, la hermana de Fabián. Y viajaron Camila y Lucas, sus sobrinos. Ahí me pegué mucho a Cami. Volvimos y empezamos a salir juntas con una prima suya, María. Así empecé a frecuentar más a Lucas. Ellos salen mucho en grupo. Yo sé que las especulaciones vienen de muy atrás, pero te repito, todo pasó hace poco.

–¿Cuándo empezaron a salir?
–En julio de este año. Desde abril nos veíamos seguido y un día me invitó a tomar unos tragos, una especie de cita, y se declaró. Creo que si sucedía el año pasado, le habría dicho que no. Pero ya estaba preparada.

 

–¿Por qué no lo querías nombrar?
–Porque es muy lindo lo que tengo y no quiero que nada lo arruine. Él es ajeno al medio, y realmente se pone muy nervioso. Si bien sabe en qué se está metiendo, le tengo un amor tan grande que lo quiero cuidar. Estoy muy feliz; nunca me pasó esto de amar así. Lucas es un sol. ¡No sabés lo que me cuida…! Yo no sabía lo que era no tener una escena de celos, no pelear nunca, confiar plenamente en el otro…

–¿Qué te enamoró?

–Que no puede ser más bueno. Es un dulce de leche. Es compañero, súper demostrativo. No tiene vergüenza de decirme “te amo”, de abrazarme. Y entendió mis tiempos, y que iba a ser difícil para mí volver a confiar en una pareja.

–Él estaba enamorado de vos hacía rato, ¿no?
–(Piensa, se ríe)… Sí. Pero nunca me lo había confesado.

–¿Cómo te lo expresó?
–¡Me va a matar cuando lea esto! Cuando se declaró, me dijo que no le pasaba de ahora, que hacía tiempo le gustaba. Yo estaba medio pizpireta, no quería una relación. Entonces me puso los puntos. Fue clarito conmigo: que con él no era para pelotudear, que lo que sentía era real, y si yo no quería estaba todo ok, pero si le decía “sí”, que nos pongamos las pilas y tengamos algo.

–¿Aceptaste de una?
–Me sorprendió muchísimo, aunque no soy tonta y sabía lo que se iba a venir… Era evidente que a mí también me pasaba algo con Lucas y lo estaba queriendo tapar. Cuando me di cuenta de que si no me ponía las pilas que me pedía lo iba a perder, no me hice la canchera y le dije que sí, porque lo quiero y respeto mucho. Nunca le haría mal.

 

–¿El primer beso lo recordás?
–Sí. Fue un poco antes, en mi cumple, el 18 de junio. Me mandó un regalo sorpresa –unos chocolates y una pulsera– mientras cenaba con mi familia y mis amigas. Después, cuando fui a la fiesta, me di cuenta de que había sido él. Y bueno, pasó…

–Se te oye enamorada.
–¡Re! Y si un día me entero de que me caga y terminamos, va a ser en los mejores términos, porque lo adoro.

–¿Tiene ese perfil de alguien que pueda ser infiel?
–Cero. Le gusta salir con sus amigos. Es un bombón, y a las chicas les va a gustar. Es lindo, canchero y divertido, pero confío en él. Y por más que un día me rompa el corazón, no voy a terminar mal. Me da mucha seguridad también. Hace unos meses se olvidó el celular en el asiento de mi auto. La llamé a su mamá, volví y se lo dejé. En otro momento me hubiera vuelto loca. Es la confianza que me da.

–¿Cómo lo tomó la familia de Lucas?
–Súper bien. Increíble. La mamá me dice que lo ve bárbaro. Está todo divino. Yo estoy muy segura. Y no me importa lo que diga la gente de esta relación. Estoy plantada de otra forma.

–¿Ahora que tenés tu depto, conviven?
–Noooo… Pero obvio que viene bastante, se queda. Y a veces está Thiago… Entonces duerme en el sillón.

 

–¿Cómo se lo dijeron a él, que es hermano de los dos?
–De entrada consulté al psicólogo de Titi, para saber si le haría algún daño. Me respondió que no, que tenía muy diferenciadas las familias. ¿Sabés lo primero que me dijo Titi? “Si ustedes no son hermanos…”. Lo tiene más claro que nadie. Y a mí me tranquilizó. Si no era así, por más que ame a Lucas, no iba a hacer nada que lo perjudicara. Esto fue hablado con todos.

–¿Salen los tres juntos?
–Sí. Y está todo bien hasta que hay un abrazo y Titi se mete en el medio, jaja… (Gente)

 

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