¿Cual es el 9 que quiere Guillermo para reemplazar a Wanchope y Benedetto?
“Es un grandísimo goleador, pero el puesto de Wanchope está cubierto. Para esa posición ya tenemos a Benedetto y a Bou”. Con aquella frase de julio en la que no había ahorrado elogios, pero a la vez había marcado posición, Guillermo Barros Schelotto había dejado en claro que Ramón Ábila no integra su listado de prioridades para Boca. Sin embargo, el jugador fetiche del presidente Daniel Angelici fue adquirido por la entidad de la Ribera y cedido a Huracán hasta fin de año.
Los fundamentos del DT eran más que válidos para ubicar a Wanchope como tercer Nº 9. El Pipa era una máquina de hacer goles y la Panterita había rendido con creces cada vez que debió reemplazarlo.
Pero como si una maldición se hubiera apoderado del puesto de centrodelantero de Boca, a medida que se acerca el 2 de enero -la fecha en la que Ábila inevitablemente se presentará en Cardales como nueva cara del club de la Ribera- las cartas que el Mellizo tenía preparadas para cantar retruco ante el arribo de un refuerzo no solicitado se le cayeron de la mano antes de jugarlas.
Con Benedetto lejos de las canchas hasta, al menos, mayo, con Bou entre algodones (la contractura en su isquiotibial derecho se agravó y no se descarta un desgarro) y con Marcelo Torres (Talleres) y el propio Wanchope a préstamo, Boca se quedó sin intérpretes originales para cubrir ese puesto. Así, los Mellizos están obligados a improvisar con hombres habituados a jugar en otro sector del ataque, como sucedió con Junior Benítez ante Central, en Rosario.
Otra alternativa es apostar por Guido Vadalá, aquel joven que terminó a préstamo en Juventus en 2015, como parte de la operación que repatrió a Carlos Tevez. y que luego recaló en Unión de Santa Fe. O por el chico Agustín Almendra, una de las grandes promesas que tienen las inferiores del club, y que ahora se destaca en la Reserva (el domingo anotó un tanto en el 2 a 0 frente a los rosarinos).
Mientras, Wanchope Ábila aguarda ansioso su chance, aunque el desgarro que sufrió en su aductor derecho y los 42 días de inactividad que tendrá antes de sumarse a Boca abren un interrogante en su condición física.
En estos dos partidos que le quedan antes del receso (Arsenal de local y Estudiantes, en La Plata), Guillermo precisa un hombre que aproveche la chance, que convierta goles y que se gane el puesto. Alguien que, al fin y al cabo, le ponga fin a la maldición de los Nº 9.
La Nación