jueves, noviembre 21, 2024
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El drama del ARA San Juan revivido por un sobreviviente del Pacocha peruano

 

El 26 de agosto de 1988, el submarino peruano Pacocha regresaba al puerto del Callao luego de una jornada de entrenamiento. A las 18:50, un violento sacudón cambiaría la vida de sus 52 tripulantes para siempre. El submarino había sido impactado por un barco atunero japonés llamado Kiowa Maru.

Al estar muy cerca de la superficie, un buen grupo de los marinos salió despedido al agua y pudo salvar su vida. Sin embargo, más de 30 de ellos, entre los que se encontraba Cotrina, se preparaban para protagonizar un infierno subacuático.

“El impacto nos hizo un perforado en el casco de 13 metros por 15 centímetros. Afectó dos compartimentos y también perforó dos tanques laterales de combustible. Por lo que el submarino se empezó a llenar de agua y de combustible. Aun dentro del agua se empezaron a producir incendios y cortocircuitos”, relató con angustia Cotrina.

“Desde el punto de vista emocional, lo que están viviendo estos chicos en el submarino es absolutamente estresante. Pero hay que tener confianza. Siempre hay una persona que lidera la situación, generalmente es un alto mando. Y todos lo van a seguir hasta las últimas consecuencias en las decisiones que tome”.

Hay muy pocas personas en todo el mundo que tengan la capacidad de ponerse en la piel de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan. Una de ellas es Roger Cotrina Alvarado, un marino peruano que sobrevivió a la tragedia del submarino Pacocha en 1988 después de permanecer 24 horas a oscuras en el fondo del mar y nadar a pulmón libre desde unos 45 metros de profundidad.

“Me enteré de lo sucedido el viernes por la mañana. De inmediato nos pusimos a hablar por teléfono con otros de los sobrevivientes. A todos se nos vino a la cabeza lo que nos sucedió a nosotros en el Pacocha y no deja de ser muy angustiante”, le dijo Cotrina con una voz tenue a Infobae en un diálogo telefónico.

El marino era el Jefe de Ingeniería de la expedición del submarino Pacocha, que se hundió después de ser impactado por un buque japonés y en el que murieron 8 de sus 52 tripulantes.

Cotrina reconoció desde un primer momento la situación límite en la que se encuentran los tripulantes del ARA San Juan. Así y todo, también advirtió la importancia de mantener encendida la esperanza, aun cuando el tiempo pasa y el trance se vuelve cada vez más comprometedor.

“El escenario que reina en el lugar es bastante desfavorable. Es una realidad. Más aún si el submarino se encuentra en sumersión. Lo que está claro es que no hay que abandonar la búsqueda aun cuando parezca todo perdido. El cuerpo humano resiste más de lo que muchos creen”, afirmó.

El militar peruano indicó que en caso de que el ARA San Juan se encuentre en las profundidades, las dos claves para tener en cuenta son las baterías y el oxígeno. Por eso, destacó la importancia de una voz de mando positiva para los pasos por seguir. El peruano conoce de primera mano lo que es vivir el estrés dentro de un submarino a la deriva, totalmente a oscuras y con la incógnita latente sobre lo que pasará.

“A uno lo entrenan para poder reaccionar adecuadamente cuando hay riesgos. Acá no solo hay riesgos, hay peligro de vida. Y, aunque no lo parezca, también nos preparan para actuar en situaciones tan límite”, agregó.

Y agregó: “Siempre hay algunos más pesimistas y otros resignados dentro del grupo. Por eso, es vital la figura del líder ahí dentro. Al final ese liderazgo se impone, y el hecho de que un líder demuestre que está dispuesto a dar todo por su gente hace que lo sigan en cada una de sus decisiones hasta el final. Lo más importante es que nunca le mienta a la tripulación. Tiene que dejar en claro las posibilidades, los riesgos y los pasos a seguir”.

De acuerdo con las estimaciones de la propia Armada argentina, en caso de no haber podido llegar a la superficie, el ARA San Juan dispondría de unos siete días de habitabilidad en las profundidades. Luego, aparecería el inevitable problema con la falta de oxígeno y el exceso de anhídrido de carbono.

“Es primordial que se intente minimizar el gasto de oxígeno dentro del submarino. Uno de los métodos es restringir al máximo las guardias. Enviar a todo el mundo a dormir y a descansar y que quede una sola persona, encargada de patrullar el buque y revisar posibles filtraciones de agua”, analizó Cotrina.

El marino también destacó la importancia de economizar al máximo el consumo de agua y de la alimentación y de insistir con los intentos de pedido de ayuda. “A veces con un mínimo de energía es suficiente como para intentar hacer un llamado por los teléfonos submarinos”.

El militar peruano celebró la rápida acción de la comunidad submarinística internacional y destacó que la gran clave para poder concretar el rescate es que el submarino no haya quedado a la deriva en el medio de las fuertes corrientes de agua.

“Hay que reducir el campo de búsqueda lo más que se pueda. De todos modos, la presencia de Estados Unidos nos da la seguridad de que el submarino está siendo buscado con la más alta tecnología de todo el mundo”.

Infobae y De la Bahía

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