viernes, noviembre 22, 2024
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Seis indicios para reconocer a un adicto al sexo

“En términos científicos la palabra adicción comporta una fuerte relación con el objeto adictivo, conductas irracionales para conseguirlo y síntomas de abstinencia cuando no se lo tiene. Es importante diferenciar que tener deseos intensos y frecuentes no es sinónimo de adicción al sexo”. Así comenzó la explicación sobre el tema a Infobae el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin.

La adicción al sexo es un problema psicológico que puede traer graves consecuencias sobre la vida y relaciones sociales de quienes la padecen. “Mucha gente usa el sexo de vez en cuando para escapar del estrés, esto es algo normal. El problema es que para estos pacientes se trata de una conducta constante, que se intensifica hasta tal punto que el deseo sexual controla todos los aspectos de sus vidas, y, además, se sienten impotentes en sus esfuerzos por cambiarla”, explicó Rory Reid, psiquiatra estadounidense y autora de un informe publicado en la revista Journal of Sexual Medicine.

El problema se ganó el protagonismo de los principales medios del mundo luego de que dos figuras del espectáculos en los EEUU fueran denunciados por acoso y decidieran internarse en una reconocida clínica de ese país aduciendo ser adictos al sexo.

Kevin Spacey desapareció de la escena pública desde que fue acusado de acoso sexual por más de una decena de hombres que trabajaron o coincidieron con él a lo largo de las últimas décadas. El actor fue despedido de Netflix y los escritores House of Cards estarían llevando a cabo cambios en el guión de su sexta y última temporada con objeto de que la historia no incluya a Frank Underwood, su personaje.

Kevin Spacey y Harvey Weinstein (Getty)
Kevin Spacey y Harvey Weinstein (Getty)

Por su parte, Harvey Weinstein cayó en desgracia luego que The New York Times y The New Yorker revelaran numerosas denuncias de actrices y ex empleados por acoso, agresión sexual y hasta violación.

Ghedin manifestó que “si bien existen abusadores que tienen dificultades para controlar sus impulsos la mayoría de las personas que tienen adicción al sexo no lo son. El abusador por lo general tiene rasgos narcisistas o psicopáticos, son carentes de empatía y se valen de su poder para manipular al otro, cosa que para nada observamos en los compulsivos sexuales”.

Ambos decidieron internarse en The Meadows, la misma clínica de Arizona (Estados Unidos) donde también trataron su adicción Tiger Woods, Selena Gomez y Kate Moss.

Las personas adictas al sexo refieren no poder controlar el impulso que los lleva a tener sexo en forma urgente (Getty)
Las personas adictas al sexo refieren no poder controlar el impulso que los lleva a tener sexo en forma urgente

Todas las personas suelen reconocer cuándo están más dispuestos a los contactos eróticos, hasta es posible determinar qué tipo de estímulos incrementan el deseo. Es una grata sensación que sensibiliza, preparando el “terreno” para sentir placer.

En cambio, “se define la adicción al sexo como la presencia de impulsos, fantasías, pensamientos recurrentes de índole sexual que llevan a conductas compulsivas, ocasionando malestar subjetivo y deterioro en la distintas áreas de su vida”, detalló Ghedin, quien profundizó: “En la adicción al sexo el deseo se mezcla con el impulso, el placer con la ansiedad, la tentación con la moral, el peligro o la sensación de riesgo con la preservación de uno mismo. La adicción al sexo es un comportamiento irrefrenable, repetitivo, con culpa y sensación de vacío una vez que se ha conseguido bajar la tensión sexual”.

La sufren hombres y mujeres, en edades que van entre los 20 a los 45 años. Y si bien no se saben las causas que la provocan, estudios apuntan a desórdenes en los neurotransmisores (aumento de la dopamina), y fundamentalmente factores emocionales: estrés, inseguridad personal, sentimiento de inferioridad, temores de ser humillados o avergonzados por los demás.

Las personas adictas al sexo refieren no poder controlar el impulso que los lleva a tener sexo en forma urgente, ocasionando serias dificultades en las distintas áreas: social, familiar, laboral, económica, etc”, aclaró Ghedin, quien enumeró a “la masturbación compulsiva, frecuentar prostíbulos, el sexo express, la búsqueda imperiosa de material pornográfico, líneas calientes, sitios web, etc” como algunas de las conductas más frecuentes.

Según el National Council of Sexual Addiction de los EEUU, un 40% de los pacientes adictos al sexo pierden su pareja, un 72% tienen ideas suicidas, un 17% intentó quitarse la vida, un 27% tiene problemas laborales, un 68% tiene probabilidades de contraer VIH, un 40% tiene embarazos no deseados y un 36% aborta.

Para el especialista, existen seis indicadores de la adicción, por lo que el comportamiento sexual entraría en la categoría de adicción cuando ocurren:

1- Impulsos o pensamientos sexuales perseverantes.

2- Necesidad imperiosa e irrefrenable de algún tipo de contacto sexual: autoerótico, relaciones hetero u homosexuales, líneas hot, etc.

3- Sentimientos de culpa posterior.

4- Pérdida de tiempo, incapacidad para cumplir con sus actividades habituales, gastos desmedidos en pornografía, prostitución, etc.; afectación de sus relaciones amorosas y/o interpersonales.

5- Sentimientos encontrados: tentación versus represión.

6- Abstinencia sexual: inquietud, insomnio, pérdida de concentración, de la atención, etc.

En términos científicos la palabra adicción comporta una fuerte relación con el objeto adictivo (Getty)
En términos científicos la palabra adicción comporta una fuerte relación con el objeto adictivo (Getty)

Cómo es el tratamiento

“Toda conducta de abuso o francamente adictiva merece ser tratada para que la persona pueda recuperar el control de sus impulsos. Es fundamental trabajar sobre la personalidad ansiosa o temerosa de base para que el hombre adquiera más seguridad personal, maneje mejor los sentimientos de inferioridad, la tolerancia a la frustración y empiece a reconocer -y a confiar- en sus potencialidades amatorias”, explicó Ghedin, y agregó: “No hay tratamientos específicos que ‘curen’ la adicción al sexo, aunque se puede controlar con terapias cognitivas, grupos de ‘sexo adictos’ y fármacos que calmen los impulsos y la ansiedad”.

“Los tratamientos difieren ya que la estructura de personalidad de uno y del otro son diferentes. Los compulsivos a adictos sexuales son personas con altos niveles de ansiedad que les impide controlar sus impulsos, pueden ser inestables emocionales pero saben del riesgo que corren cuando desean bajar la tensión sexual y no se valen de estrategias para dominar o manipular al otro, en cambio los abusadores son de estructura perversa y usan estrategias para acercarse (aunque sean de riesgo) eligen a la víctima y carecen de empatía -ahondó Ghedin-. Los compulsivos o adictos al sexo se benefician con grupos de ayuda y en algunos casos requieren de alguna medicación para bajar la ansiedad, por el contrario, los abusadores son internados cuando existen acciones legales en su contra”.

Y tras detallar que “el tratamiento es farmacológico, con estabilizadores del ánimo, ansiolíticos, antipsicóticos, etc y con terapias de tipo cognitivo -conductuales para reconocer los pensamientos intrusivos, la vivencia del riesgo y el daño que provocan en la vida ajena”, el especialista remarcó que “la internación se basa en el criterio médico-pisquiátrico de que la persona sea peligrosa para terceros, por que necesitará ser aislada para su control y tratamiento”.

Los grupos de ayuda se basan en los doce pasos (como Alcohólicos Anónimos) y proponen como objetivo la “sobriedad sexual”, es decir, lograr tener relaciones sexuales no impulsivas ni generadoras de malestar.

Deborah Schiller es la directora del programa de tratamiento de adicción sexual de Pine Grove en Hattiesburg, Mississipi, Estados Unidos. Allí explicó que las personas habitualmente piensan: “Me gustaría ser un adicto al sexo. No debe ser tan malo”. Según la experta, “es peor que una tortura”.

Los clientes que acuden a Pine Grove son tratados con rutinas de meditación, charlas en grupo, psicoterapia y desarrollo de habilidades de comunicación. Se les enseña a cómo no objetivizar a las personas y a cómo lidiar con las fantasías y los recuerdos eufóricos. Según la experta, los adictos sexuales esencialmente necesitan “sobriedad”.

The Meadows, la clínica en la que se tratan Weinstein y Spacey cuenta con un programa para adictos al sexo, conocido como “Gentle Path” -que se podría traducir libremente como “El Camino dócil”-, en el que sus pacientes hacen terapia a través de actividades artísticas.

Algunos de los métodos del centro incluyen antidepresivos, estabilizadores del estado de ánimo y en algunos casos incluso medicamentos antiandrógenospara suprimir los impulsos sexuales. El propio centro se define a sí mismo en su web como “el principal centro de tratamiento hospitalario para la adicción al sexo de EEUU”.

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