Un defensor público fueguino admitió no tener argumentos para refutar la acusación a un femicida
Un defensor público de Tierra del Fuego admitió durante un juicio oral y público que no tenía argumentos para contrarrestar las pruebas existentes contra su defendido, un acusado de haber asesinado y descuartizado a su ex pareja embarazada, en junio del año pasado en el municipio de Tolhuin.
La atípica situación tuvo lugar durante la etapa de alegatos del proceso de juzgamiento de Aldo Javier Núñez (35) por el femicidio de su ex mujer, Nilda Núñez (25), que se lleva a cabo en la ciudad fueguina de Río Grande.
Llevo más de doscientas defensas penales en juicio. Es la primera vez que me ocurre algo así. Exploré todas las vías posibles y no llegué a ninguna conclusión. Espero que no me pase nunca más, pero si ocurriera volvería a hacer lo mismo, reconoció a Télam el defensor público Gustavo Ariznabarreta.
Núñez está imputado del delito de homicidio doblemente agravadado, por haber sido cometido con alevosía y en contra de su ex mujer Núñez, cuyo cadáver fue mutilado y algunas de sus partes aparecieron dentro de una valija en un terreno baldío, cerca de la vivienda donde se cometió el femicidio.
La fiscalía y la querella solicitaron al Tribunal de Juicio del distrito que condene al acusado a la pena de prisión perpetua, pero Ariznabarreta sorprendió al alegar que esa parte no tenía elementos de prueba como para refutar la acusación promovida contra su asistido.
Ariznabarreta, un funcionario judicial de extensa trayectoria en los tribunales fueguinos y que además es defensor ante el Superior Tribunal de Justicia de la provincia, aclaró que la actitud no implica haber dejado sin defensa al acusado, sino todo lo contrario”.
El funcionario señaló a Télam que ejerció “plenamente el derecho a la defensa pero no alcanzó para desvirtuar la acusación.
No tuve cómo explicar qué hacía una pierna de la víctima debajo de la cama de mi defendido. Tampoco qué hacían dos pares de guantes usados por él y hallados en el lugar del crimen, empapados en sangre, y uno de ellos con restos de ADN propio”, enumeró.
Añadió que tampoco pudo “confrontar por qué había sangre de la víctima en un cuchillo cuya propiedad reconoció el acusado. Y mucho menos explicar cómo su propio hijo de cinco años, pudo declarar que vio el momento en que su papá lastimaba a su mamá en el baño.
También agregó que su cliente sabía de las dificultades que tenía la parte para confrontar las pruebas, y no obstante se negó a realizar una defensa material, aunque más no sea para darle a los jueces una versión diferente de los hechos.
Explicó que hay cuatro elementos que intervienen en una defensa penal en juicio: conocer la imputación, poder ofrecer prueba, confrontar la prueba del adversario y ejercer el derecho a la defensa material que tiene el propio imputado a través de una declaración”.
“Todo eso se hizo pero no alcanzó para modificar la acusación que pesa sobre mi asistido, advirtió el defensor público.
Núñez sólo se declaró inocente a través de dichos periodísticos formulados el año pasado, en los que habló de una confabulación policial” en su “contra, pero luego se negó a prestar declaración indagatoria en el juicio.
Los testigos que declararon durante el proceso fueron desbaratando la posibilidad de un accionar irregular de la Policía, según admitió la propia defensa.
El absurdo no se puede justificar. Como defensor no puedo salir a decir cualquier pavada. Los hechos que estaban sostenidos por una prueba de cargo no los pude contrastar. Y esa es, si se quiere, la peor frustración de un abogado que ejerce una defensa penal, concluyó Ariznabarreta.